Una obviedad: en nuestro tiempo el desnudo (completo o el proceso de desnudarse) se ha convertido en la carta fundamental con que la publicidad construye el deseo. Otra más: la enorme mayoría de estas imágenes tienen como figura principal el cuerpo de mujeres. Una cuestión un poco menos obvia, pero de sentido histórico: esta relación entre desnudo y cuerpo de mujeres que prolifera en televisión, medios electrónicos, revistas y avisos comerciales, está ligada profundamente a la construcción del desnudo femenino como tema en el arte posterior al Renacimiento y que, como bien muestra John Berger, está anclada en una forma de vida burguesa que encontró en la pintura al óleo la mayor capacidad de expresión para un mundo en formación.