Existe una ruptura categórica entre la pintura clásica y la moderna (progresista o vanguardista), ya que la pintura moderna como tal deja de ser “imitación de la naturaleza” en el sentido clásico de la expresión, al escindir mecánicamente dos polos complementarios: nuestra sensación (o experiencia subjetiva) de las cosas y el concepto (objetivo) que nos forjamos de las cosas. A partir de estos dos polos cartesianos, o basados en la distinción moderna-maquiavélica valor/hecho, se despliega una dialéctica histórica.
Pintura
Gerardo Muñoz / Expresionismo y pictogénesis: la pintura de Miguel Alejandro Machado
Arte, Filosofía1. Stasis en pintura. Desde un primer momento la pintura de Miguel Alejandro Machando nos sitúa ante una épica que ha depuesto su movimiento en una suerte de extravío. Nos sobrecoge el celaje de su proceso de indiferenciación entre figuras, colores, y fondo. Un movimiento en caída, en estado de gracia, que es la creación sin automatismos. Al detenernos ante “La batalla entre los Unos y ellos mismos” (2015) confirmamos de inmediato la stasis que recorre su pintura, desde la cual la épica como arcano de la Historia – ese deus absconditus de la guerra que la dirigía hacia su realización efectiva – ha cedido el lugar a una nueva conflagración por la cual el hostis se ha vuelto el huésped extraño en el mundo. Ahora la stasis atraviesa cuerpos y tonalidades que despelleja la colocación de la forma. De ahí que no sea casualidad que estemos ante una guerra fratricida en el seno de la ontología del “Uno”. El campo de batalla es un tejido vital, puesto que las intensidades se alejan sin dirección ni trascendencia. El cuadro habla de un desorden de las sensaciones en la superficie de la tela. Como sabemos, la stasis es tanto el movimiento como la parálisis, aunque también es algo más: es la fragmentación al interior de un mundo que ya no puede ser sustentando por el semblante unitario. La pintura en la plenitud de la stasis, entonces, ya no tiene que ver con “representar” las tonalidades de la guerra, sino más bien con ‘virtualizar’ el recorrido de los elementos de una civilización que ha detonado en el espectáculo de la individuación. En la stasis ingresamos a la pista profusa de los desvíos, las caídas, y la proliferación de lo múltiple. “La batalla entre los Unos y ellos mismos” pareciera repetir una intuición de Hölderlin en su Hiperión: “¿no es esto como un campo de batalla, dónde manos, brazos y todos los miembros yacen despedazados y mezclados, mientras la sangre derramada se pierde en la arena?” [1]. La batalla del nuevo campo de fuerzas aniquila la génesis de la presencia del Hombre y su encubrimiento en la gramática de la realidad. Los mundos se convocan a partir de una metamorfosis mutante de la especie. La stasis pictórica de Miguel Machado, en última instancia, eleva la pintura a una descomposición que nos devuelve una nueva ciencia de la multiplicidad. Esto quiere decir que la stasis pictórica es un cuadro sin centro, abierta a existencias menores y disolventes. Así, stasis en la pintura es el polemos entre la sinuosidad de la autonomía empática de las formas: la descendente guerra contra el cliché desficcionaliza los estratos de la realidad. Y, como sabemos, este el movimiento del suelo de la creación. Si la guerra civil supuso el fin de la autoridad en política; la expresión da fin a la representación como unidad del mundo.
Monica Ferrando / Por una pintura conceptual sin porqué
Arte, Estética“Por“. Mediante el uso de esta preposición queremos indicar una perspectiva abierta a un espacio del no-saber, ya sea del no-todavía, del ya-siempre o del aquí y ahora.
“Una“. Este artículo indeterminado afirma lo genérico y lo abierto, aquello rigurosamente privado de una determinación de la naturaleza de la cosa.
Gerardo Muñoz / El mundo dibujado: tres glosas sobre la pintura de Osmy Moya
Estética, FilosofíaI. “El mundo es dibujado, dibujamos el mundo”. Así piensa Osmy Moya una vez que se coloca ante el espacio vacío de la tela. En el comienzo de la procedencia del “acto pictórico”, la tela deviene un fieltro que deshace la caída de la articulación entre figura y espacio. Y en ese origen comienza un trazo sobre sobre el vacío que despeja un color sobre el contorno y que aísla una franja de la composición. En realidad, estos elementos componen un mundo extravagante y en movimiento; un espacio que antes vagamente se asomaba. Una línea nunca es un territorio, sino que divide en su performance una tierra de nadie en la que despejamos una posible escisión ante lo indiferenciado. Así, la línea errante desficcionaliza la unidad del mundo a la vez que muestra el ascenso de la figura. Las líneas del mundo transfiguran los topoi de toda ubicación. Se inventan otras geografías a espaldas de los agrimensores de turno. De ahí que la pintura de Osmy Moya también implique una relación tenue y zigzagueante con la corporización del espacio. El cuerpo delimita un espacio, pero solo a condición de que el espacio mismo devenga un cuerpo como necesidad entre las cosas. Pues ahí donde hay espacio hay una pequeña comarca en la que los sentidos reanudan los usos de nuestras formas con los lugares que cruzamos. Por eso cada línea es una intensidad de un cuerpo que descoloca el diagrama del cuadro. El trazo del dibujo inaugura una insurrección corpórea mediante un montaje que desidentifica absolutamente el espacio con la aparición de volúmenes atizados por el color. Hablar de la pintura es mostrar el parargon de la obra: encarar el momento de la ruina de sus artificios. Así, la infraestructura de la pintura entra en suspenso.
Camilla Pietrabissa / Marguerite Yourcenar, a través de la pintura
Arte, LiteraturaFuente: Antinomie.it
Con los museos cerrados, nos preguntamos por las obras del museo imaginario colectivo. ¿Cuáles son los iconos que más echamos de menos, o los que describen nuestros miedos y pesadillas? ¿Cuáles son los que realmente nos gustaría ver en estos meses de crisis existencial?
Así que vuelvo a una escritora que releí durante el verano, cuya obra está marcada por el recuerdo de los cuadros de la historia del arte europeo: Marguerite Yourcenar. Su autobiografía en tres volúmenes (Memorias del cuidado, Archivos del Norte y ¿Quoi? L’Eternité, Einaudi) se inscribe en la mejor tradición del género; también para Marguerite Yourcenar la autobiografía es una forma de búsqueda de sí misma en los demás, un intento de reflejarse en las oscuras profundidades de la historia que la precede. Desde el principio, como en otras novelas, se intuye una búsqueda minuciosa en archivos y objetos familiares, pero el esfuerzo por dar vida al pasado se apoya en gran medida en las imágenes.
Mauricio Amar / Friné o la desnudez
Estética, Filosofía, PolíticaUna obviedad: en nuestro tiempo el desnudo (completo o el proceso de desnudarse) se ha convertido en la carta fundamental con que la publicidad construye el deseo. Otra más: la enorme mayoría de estas imágenes tienen como figura principal el cuerpo de mujeres. Una cuestión un poco menos obvia, pero de sentido histórico: esta relación entre desnudo y cuerpo de mujeres que prolifera en televisión, medios electrónicos, revistas y avisos comerciales, está ligada profundamente a la construcción del desnudo femenino como tema en el arte posterior al Renacimiento y que, como bien muestra John Berger, está anclada en una forma de vida burguesa que encontró en la pintura al óleo la mayor capacidad de expresión para un mundo en formación.