a la orfandad hermenéutica de nuestro presentismo
Es un lugar común afirmar que la sociedad chilena experimentó (años 80′) la configuración de un «sistema terciario», masificación acelerada, al decir del mainstream, traducido en la consolidación de un “rubro rentable” para la iniciativa de agentes privados que pavimentaron el camino de la «Universidad del incentivo». Aquí se erigió un sector neo-extractivista de servicios educacionales que se benefició (empresarialmente) de la dinámica de los “mercados emergentes” vinculados a la irrupción de la gobernanza promovida por el BID y el Banco Mundial. Todo ello bajo el dictum de la llamada Nueva Gestión Pública y la economía política del management. Bajo la intensificación del aceleracionismo (acumulación de capital humano) quedó sellada la suerte de la Universidad republicana -estatal/nacional- y sus piochas de bronce. En medio de los lúgubres procesos burocráticos impuestos por la “dominante neoliberal”, la irrupción del paper, devenido en el dinero de la academia, hemos visto la transformación del propio léxico universitario moderno en una “gramática managerial” donde la actual Universidad porta una melancolía insalvable. Hoy el mapa universitario no sabe cómo reorganizar la orfandad hermenéutica ante el despliegue de tecnólogos y métricas homogenizantes.