Erika Molina García / En la nada del tumulto y el caos. Bailly y Marchant como fenomenólogos del tener fotográfico

Estética, Filosofía

“obstinada voluntad de saisir (saisir, tener, apoderarse) […], deseo de no dejar que l’effacement (que la borradura, que la obliteración) se lleve con ella las razones para vivir” Jean-Christophe Bailly1

Quisiéramos ahondar en el don tan particular que es una fotografía gracias a una lectura conjunta de Amor de la foto de Patricio Marchant y de Une éclosion continue de Jean-Christophe Bailly. En ambas obras se puede leer una reflexión sobre la manera en que la fotografía, esta materialización de lo que normalmente se pierde, de lo evanescente y furtivo, a la vez transforma y revela aspectos de nuestra percepción no solo en lo que concierne el tiempo, el espacio, la imagen y lo representado, temas fenomenológicos por excelencia, sino sobre todo en lo que concierne nuestra propia afectividad: la fotografía mostraría cierta modalidad de la atención que el amor exige. Así, cuando hablamos de fenomenología en estos autores no nos referimos a su adscripción explícita a la escuela husserliana, sino a su exploración del sentir en términos atencionales, o más bien in-atencionales, y a la exploración que ambos hacen de lo que aquí llamamos fenomenalización.

Zeto Bórquez / La guardia del Ángel: acerca de una reseña para todos y para nadie

Estética, Filosofía

“[D]esde el marco de la filosofía universitaria, Chile es un país de lectorxs, no de autorxs. Los filósofos chilenos leen mucho y escriben poco. En Chile, los ‘especialistas sin creatividad’ que practican la filosofía profesional comentan textos, promueven sucursales de pensamiento, desvían los disparos de la filosofía europea en forma de tertulia. Chile es un país de traducción de libros de filosofía, antes que de creación de obras filosóficas”.

Ángel Octavio Álvarez Solís / La fotografía como filosofía primera. A propósito de Amor a la foto de Patricio Marchant

Estética, Filosofía

La insularidad como práctica teórica

Hagamos un poco de historia comparada de la filosofía a modo silvestre, sin planeación historiográfica ni rigor metódico: desde el marco de la filosofía universitaria, Chile es un país de lectorxs, no de autorxs. Los filósofos chilenos leen mucho y escriben poco. En Chile, los “especialistas sin creatividad” que practican la filosofía profesional comentan textos, promueven sucursales de pensamiento, desvían los disparos de la filosofía europea en forma de tertulia. Chile es un país de traducción de libros de filosofía, antes que de creación de obras filosóficas. En este espíritu beligerante, Patricio Marchant comenta: “hemos sido y somos la conciencia teórica de libreros e importadores de libros” (Escritura y temblor, 418). Por eso, Chile es uno de los lugares en América Latina donde la filosofía primera es la estética y no la metafísica o la epistemología. Un topoi en el que la “traducción” es el principal objeto filosófico y donde el poema, antes que el filosofema o el estratagema, tiene preminencia normativa en nombre del concepto. Chile es pensamiento filosófico de vanguardia que no pasó por la modernidad filosófica, mucho menos por la escolástica colonial o las ontologías amerindias, pues llegó directamente de las entrañas decimonónicas de la metrópoli. No es extraño, entonces, que Chile sea uno de los pocos lugares en el mundo donde el trabajo teórico sea valorado como ensayo literario y, para fortuna de los lectores, nuestras pesquisas “filosóficas” pueden tener un alcance público, institucional. Es más, con la suerte precisa o el pituto adecuado, algunas obras de pensamiento pueden aparecer en el comentario de libros del domingo o la matinal.

Javier Pavez / El porvenir de Marchant

Filosofía
¿Aprenderemos a olvidarnos de la verdad, del sentido, de los
sentidos verdaderos, aprenderemos, alguna vez, a trabajar la
operación de los agregados?
Patricio Marchant, Sobre árboles y madres.
Limen notable del texto: lo que se lee de la diseminación:
Limes: marca, marcha, margen. Demarcación. Puesta en
marcha
Jacques Derrida, Fuera de libro (prefacios).

1. Ex-posición

Los agregados, la escritura en Marchant, ponen en escena la intensiva puesta en marcha de la pregunta por la operación. Como escriben Deleuze-Guattari: “Un libro no tiene objeto ni sujeto, está hecho de materias diversamente formados de fechas y de velocidades muy diferentes […] el libro es una multiplicidad”. En este registro –escena antes que objeto, cartografía en el mapa–, se puede leer lo que escribe Marchant acerca de que “Un texto es efectivo si genera movimientos […]”. Es bajo la tesitura de la instensidad que cierta noción de escritura compone una cartografía que desmonta las oposiciones más clásicas, que juega con la economía y, desbordándola, la expone. En la exposición se trata de las intensidades que recorren –multiplicidad intensiva– la escritura: lectura, pues, «intensiva».