Carlos Flores Cancino / Posthegemonía y retracción de la civilización. Sobre La fisura posthegemónica de Gerardo Muñoz

Filosofía, Política

Este otoño de 2025 hemos podido asistir a la publicación de La fisura posthegemónica (DobleAEditores, 2025) de Gerardo Muñoz. Un libro que a todas luces busca generar una grieta en el seno del escenario político contemporáneo. O, más bien, devela la grieta constitutiva a todo intento por edificar nuevas arquitectónicas políticas y hegemónicas, señalando muy hábilmente su desfondamiento e inviabilidad. Es precisamente ésta la riqueza que nos ofrece La fisura. Nos advierte sobre la descomposición de la civilización occidental y discute con aquellos sectores de la política y el pensamiento contemporáneo que se esmeran en limpiar una casa que se cae a pedazos.

Podríamos decir con Muñoz que vivimos en una época de ‘curiosas inversiones’: la época de los movimientos inmóviles, donde “la extensión del movimiento de todas las cosas esconde un motor inmóvil originario». (Muñoz, 13) En esta dirección la mirada de Muñoz no solo refresca la crítica sobre el agotamiento de la gramática política hegemónica y los proyectos progresistas —tanto en Latinoamérica, con la Marea Rosa, como también la experiencia de Podemos, en España. Sino que nos invita a transitar hacia un habitar otro; asumiendo como condición necesaria del mismo la radical imposibilidad de organizar la vida en base a la legitimidad de la política moderna y los archein o principios de estabilización del orden de la representación y la forma como mediación.

Aldo Bombardiere Castro / Relieves en la fisura. Apuntes sobre La fisura posthegemónica de Gerardo Muñoz

Filosofía, Política

Ni consenso ni disenso

¿A qué corresponde lo consensuado en la práctica del consenso? ¿Existe algo así como una dimensión caótica, exterior y de antemano susceptible de ser consensuada por el consenso?

La radicalización sin restricciones de esta pregunta -a primera vista prosaica- nos lleva a preguntarnos acerca de un problema de valor fundamental, el cual ya se deja entrever en la misma pregunta ¿De dónde provendría el sentido del consenso, sino de una dimensión absolutamente irreductible, inconmensurable, pero, al mismo tiempo, capaz tanto de orientar como de verse orientada por ese mismo consenso?

Frecuentemente, la ansiedad de nuestro deseo de tranquilidad -y en el fondo, la pulsión de muerte que sobrevuela al instinto de autoconservación- nos empuja a caer en el hechizo de los consensos. Entonces, dando curso a una operatoria de unidad excluyente y minimizada de la totalidad social, pretendemos legitimar el procedimiento del consenso gracias a la homogeneización de pareceres mayoritarios que dicho procedimiento consensual pareciera sólo haber mostrado sin afectar. El consenso como mecanismo de muestra. Pero es es así que, casi sin notarlo, hemos dado a luz, tal cual lo problematiza Gerardo Muñoz en función de los debates sobre la integración plurinacional en Bolivia, a un autoritarismo consensual, esto es, a la databilidad de una “biopolítica positiva” (Muñoz, 2025, p.51).

Miguel Ángel Hermosilla / Notas acerca de La fisura posthegemónica de Gerardo Muñoz

Filosofía, Política

Que crepuscular, extraño y viejo se ha vuelto el mudo, y a pesar de la sombra que occidente proyecta sobre él, no tuvimos jamás un horizonte tan amplio”. Nietzsche. La gaya ciencia.

La pregunta ineludible planteada en el libro La fisura posthegemonica de Gerardo Muñoz (DobleAEditores, 2025), es si es posible pensar la cuestión del común desprendida de toda soberanía, es decir pensar un “habitar el mundo” y un devenir de lo político des- sujetado de todo relato teológico y de la centralidad metafísica de lo propio- apropiante, que se juega en el rendimiento de toda hegemonía, “entendida esta como principio rector del pensamiento político moderno”. Así, para comprender los procesos políticos de los últimos veinte años en América Latina, incluidos la clausura y cierre de los ciclos progresistas y el surgimiento de las nuevas derechas en el mundo, sería necesario revisitar la tesitura de estas emergencia políticas, a luz de lo que el autor del texto deja esbozado como una teoría general de la legitimación y la hegemonía1, pensada como una reposición técnica, instrumental y política de lo teorizado por Gramsci y que Mouffe y Laclau problematizaron como articulación post marxista del poder, luego de la suspensión del gran sujeto político revolucionario del paradigma nacional popular totalizante .

Entrevista a Gerardo Muñoz / Sobre La fisura posthegemónica

Filosofía, Política

En Ficción de la razón, conversamos con Gerardo Muñoz que acaba de publicar el libro La fisura posthegemónica en la casa editorial DobleAEditores.

Ficción de la razón: Gerardo, la primera cuestión interesante es obviamente el título del libro. La fisura post-hegemónica nos plantea dos conceptos que no necesariamente son conocidos por todos. El primero obviamente es el de lo post-hegemónico. ¿Qué es lo post-hegemónico? Una vez pensado eso, ¿por qué lo post-hegemónico crea una fisura?

Gerardo Muñoz: Primero que todo agradezco estas preguntas en torno a La fisura posthegemónica, que acaba de salir por DobleAEditores y que en realidad debió haber aparecido hace un par de años, pero que por razones varias se fue dilatando. Desde luego, dado que se trata de una intervención teórica en torno a la estructuración epocal estos marcadores temporales no perturban la lectura ni altera el menú de las cuestiones. El hilo que recorre el libro es justamente la condición fáctica posthegemónica de nuestro presente en el sentido fuerte del término; a saber, que los presupuestos que orientan la legitimidad de la política moderna ya no pueden sostenerse mediante principios de estabilización del orden de la representación. En este sentido, las categorías que orientaron a la modernidad política (representación, autonomía civil, ciudadanía, forma estatal, soberanía, positivismo jurídico) ahora solo aparecen de una forma desvirtuada, y tan rota como los juguetes infantiles en el salón de una guardería. Por un lado, entonces, la posthegemónica es un registro de comprensión de lo que un amigo ha llamado la fragmentación del mundo que torna imposible la organización autorregulada y legítima de los archein.

Mauro Salazar J. / Hegemonía. Flujos libidinales

Filosofía, Política

¿Qué es el amor sino comprender y alegrarse de que otro no viva, actúe y sienta de manera opuesta a la nuestra? Para que el amor supere con alegría los antagonismos no deberíamos suprimirlos, negarlos. Incluso el amor a sí mismo contiene como presupuesto suyo la dualidad (o la pluralidad) indisoluble, en una persona”. Nietzsche. Humano, demasiado humano.

Si recordamos la imagen de las palabras y sus consensos visuales, cuál sería el corpus sexual de un término “celebrado” y “manido” como hegemonía (gegemoniya) al interior del modo de producción heteronormado. Las singularidades deseantes en tanto mundos posibles y su reducción al Point de capiton, aún pueden preservar una economía de los cuerpos. En sus flujos libidinales cómo discurre el lugar de la philia en la hegemonía en tanto disposición del cuerpo masculino como gubernamentalidad de los sexos.

Mauro Salazar / Cuatro años después. La revuelta en post-hegemonía (Más allá del malestar)

Filosofía, Política

1.f. Anomia, aquel pacto de las mercancías mediáticas que naturalizan el sentido común. 2. f. Anomia, un significante corporativista capaz de bloquear los flujos de metaforicidad en sus apareceres litigantes. 3. f. Anomia, un dispositivo que neutraliza los cuerpos monetarizados del “malaise”. 4. f. Anomia…recurso para restaurar el credencialismo globalizador como índice celebratorio.

Hoy nuestros expertos neoconservadores, liberales y progresistas, condenan la falta de articulación hegemónica de la insurgencia 2019, su lirismo interdicto, licencias poéticas e inusitado barbarismo. Y aunque obesas, es muy necesario abrazar tales críticas, por cuanto el demiurgo de la hegemonía busca articular voluntades colectivas, trayectorias y anudar coaliciones heterogéneas (“lo político”). Pero el Daimón del 2019 -sin fetiches y lejos de toda filosofía redentora- fue un golpe de desigualdad que develó las anorexias de nuestros rectorados y oligarquías académicas para descifrar -curatorialmente- las insubordinación de los cuerpos. De paso, quedó en evidencia el estado de los arribismos mediáticos amañado por las tribunas editoriales. En suma, la ráfaga de sucesos, desnudó diferencias irreversibles con la modernización como índice de progreso. Las economías del conocimiento -mainstream- no fueron capaces de proveer un marco interpretativo ante la caída de la episteme transicional, salvo su poderío factual.