Mahmoud Khalil / Carta a Columbia

Política

[Nota introductoria: La más reciente carta de Mahmoud Khalil dirigida a la Universidad de Columbia es su segunda declaración escrita – la primera carta fue redactada oralmente desde la prisión de Louisiana tras su arresto y desplazamiento por ICE – publicada el 4 de Abril en el Columbia Spectator y que ahora ponemos a disposición en traducción al castellano. La carta de Khalil habla por sí sola, y no requiere la mayor elucidación sobre los hechos que denuncia con un tono ecuánime y decidido. Sin embargo, lo más llamativo de la carta de Khalil es la manera en que aborda con total claridad un hecho fundamental de comprensión: esto es, que la persecución profiláctica contra los estudiantes afines a la causa Palestina en la universidad norteamericana no ha originado a partir de una fuerza exterior que se inmiscuye sobre la autonomía institucional; más bien, la embestida contra los estudiantes se ha ejercido desde una fuerza social generalizada de delación de la que participan no solo rectores y administradores de la institución, sino también un sector del estudiantado y del faculty. Esto quiere decir que la abdicación de la universidad constituye un proceso interno a sus estructuras, avalado por la propia racionalidad administrativa, gerencial, y ponderada. Ha sido sólo en su última instancia que la universidad ha incentivado la coacción del gobierno federal de su ascendente giro de aniquilación. En este sentido, y como lo demuestra el propio Khalil, el barómetro de la persecución tiene lugar de la interioridad a la interioridad, suturando toda posibilidad de un afuera o disidencia. Quizás este sea el punto de bifurcación del colapso universitario actual con respecto a la secuencia de las protestas estudiantiles de los 60s: pues hoy la superación de los límites de la autonomía mediante la fuerza de diversos actores sociales optimizan el imperativo de una moral pública que promete una paz perpetua imperial sin perturbaciones de la palabra o de la verdad. Desde el Agrícola de Tácito sabemos que este ha sido el horizonte de toda energía imperial: “Los ladrones del mundo dan a la rapiña, a la matanza y al robo el nombre engañoso de imperio, y donde crean un desierto lo llaman paz” (auferre, trucidare, rapare, falsos nominibus imperium, atque, ubi solitudinem, face, pacem appellant). Contra la agónica paz del ‘time, place and manner’ sobre la que ahora se hunde la universidad contemporánea socialmente indiferenciada y tecnológicamente subsumida, el testimonio de Khalil insiste en el uso de la palabra contra una guerra ecocida – una guerra contra la proliferación de los espacios y de los entornos, no a otra cosa apunta Palestina- sobre la que ya es imposible callar. — Gerardo Muñoz]

A Columbia, institución que sentó las bases para mi secuestro, y a su alumnado, que no debe renunciar a su responsabilidad de resistir la represión dirijo las siguientes palabras: 

Desde mi secuestro el 8 de marzo, la intimidación y el secuestro de estudiantes internacionales que defienden a Palestina no han hecho más que acelerarse. El 9 de marzo, Yunseo Chung tuvo que presentar una demanda y, finalmente, solicitar una orden judicial que impidiera al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) detenerla por su actividad de protesta. Luego, el 11 de marzo, Ranjani Srinivasan decidió cruzar la frontera a Canadá creyendo que esta universidad podía entregarla a ICE en cualquier momento. Y más allá del campus de Columbia, Leqaa Kordia, el doctor Badar Khan Suri y Rümeysa Öztürk han sido secuestrados por el Estado. La situación me recuerda curiosamente a cuando huí de la brutalidad del régimen de Bashar al-Assad en Siria y busqué refugio en el Líbano. La lógica utilizada por el gobierno federal para atacarme a mí y a mis compañeros es un calco directo del manual de represión desplegado por la Universidad de Columbia sobre la cuestión Palestina.

Gerardo Muñoz / El aflorcerer por la palabra

Filosofía, Política

Plenario sobre Mahmoud Khalil en Manhattan en la noche del sábado 22 de Marzo. Se me ocurre describirla, al vuelo, como una experiencia agridulce y detallista, aunque con eso decimos poco. Sabemos que el detalle expone la tentación de invocar plenamente a la figura ausente. Si al mundo hoy le falta la especie humana en su conjunto, aquí nos falta un hombre: falta Mahmoud Khalil entre nosotros. Este era el pathos subyacente a las previsibles consignas que todos sabemos. Buscar y anotar el detalle que reverbera entre nosotros, eso pensé desde el fondo y ahora lo sigo pensando. Hace unos meses solo cierto milieu del Upper West metropolitano sabía de Mahmoud Khalil, o había podido escuchar su voz durante las acampadas propalestinas en Columbia University. En su capacidad de detalle que ha astillado la totalización en la que nos encontramos, el nombre de Mahmoud Khalil nos da entrada a todo lo que nos falta. Divagar es promover una enunciación de pequeñas ruinas: falta Mahmoud Khalil, falta Palestina, faltan esos otros, recordados en la carta de Khalil, que pueblan los oscuros calabozos a la espera de una deportación sin proceso en el país de la “Originalist Constitution”.

Ramzy Baroud / Intifada estadounidense por Gaza: ¿Qué podemos esperar?

Política

Las protestas masivas en docenas de universidades estadounidenses no pueden reducirse a una conversación sofocante y engañosa sobre el antisemitismo.

Miles de estudiantes estadounidenses de todo el país no están protestando, arriesgando su propio futuro y su propia seguridad, por algún odio patológico hacia el pueblo judío. Lo están haciendo por un rechazo total y una indignación justificable ante la matanza masiva llevada a cabo por el Estado de Israel contra palestinos indefensos en Gaza.