Giorgio Agamben / Vivir o sobrevivir

Filosofía, Política

Quienes hoy nos gobiernan intentan organizar la supervivencia de la humanidad, intentan, es decir, transformar a los vivos en supervivientes. Pero lo que sobrevive ya no está vivo; vive de verdad solo quien no sobrevive a su propio modo de vivir y a su propio mundo. Una vida desnuda no existe: no es más que una abstracción del derecho y del poder. Los supervivientes que nos rodean no tienen boca ni oídos, no hablan ni escuchan, solo cuentan. Hablarles no sirve de nada. Los poetas y los filósofos están muertos; por eso con ellos podemos hablar.

Luis Barrientos Lagos / FAZ, CARIZ Y ROSTRO CONJETURAL DE PAÍS DE LAS HOJAS DEL POETA ALDO GONZÁLEZ VILCHES

Literatura

Ávido de una comprensión que ventile el reservorio de ideas supuestamente anidadas en el texto que provoca mi lectura, abrigo el denodado empeño de precaverme de incurrir en ese filisteismo de la interpretación que acusaba Susan Sontag en su obra primeriza. Ese filisteismo plasmado en todo intento de amagar el talante prospectivo, el asomo en ristre del arte ( y, por supuesto, de la literatura) sobre el tapete cultural, filisteismo enderezado a la comprensión interpretativa y a radice del todo impertinente de cara a los fueros de lo incomprensible que arte y literatura comportan, a lo menos en cuanto excesivos o subvertidores de los esquemas de lo previsible por consuetudinario. Se entiende que Sontag suprematiza las capacidades creadoras como fuente de dimensiones artísticas insólitas e inesperadas, sindicando a la interpretación parasitaria que las desvirtúa conforme a la intromisión de un intelecto a caza de trasfondos y contenidos, trasfondos y contenidos por desocultar bajo las formas de su sensible apariencia. Se comprende, entonces, que Sontag proclame la superfluidad, la extemporaneidad y la nocividad de la hermenéutica de la obra, focalizada en unos recónditos y solapados contenidos en menosprecio de los superficiales esplendores del arte y la literatura.