Sergio Villalobos-Ruminott / Foucault: Arqueología y anarquía

Filosofía, Política

Llamaré archivo no a la totalidad de los textos que una civilización ha conservado, ni al conjunto de las huellas que han podido salvarse de su desastre, sino al juego de las reglas que determinan en una cultura la aparición y desaparición de los enunciados, su persistencia y su borradura, su existencia paradójica de acontecimientos y cosas. Analizar los hechos de discurso en el elemento general del archivo es considerarlos no como documentos (de una significación oculta o de una regla de construcción), sino como monumentos, es —al margen de cualquier metáfora geológica, sin ninguna atribución de origen, sin el menor gesto hacia el comienzo de una arjé- hacer lo que podríamos llamar, según los derechos lúdicos de la etimología, algo parecido a una arqueología. Michel Foucault, Sobre la arqueología de las ciencias. Respuesta al Círculo de Epistemología (1968).

Sea cual sea la variante de la arqueología-genealogía de Foucault que se examine el yo práctico no sale bien parado. En cuanto “hombre” en la episteme moderna es recibido con una “risa filosófica” y comparado con una “figura dibujada en la arena en el límite del mar” que pronto será borrada. Como originario hacedor de eventos acaba siendo destronado por el descubrimiento de dispositivos epistémicos y de poder en la historia que sufren incesantes mutaciones. “Preservar, contra todos los descentramientos, la soberanía del sujeto” fue una obsesión típica del siglo XIX. No puede haber una historia significativa —es decir, lineal— sin el sujeto como su agente duradero y como su otorgador sintético de sentido. “La historia continua es el correlato indispensable de la función fundante del sujeto”. Nada sorprendente que corran algunas lágrimas cuando se descubren umbrales y rupturas en la formación de nuestro pasado: “Lo que de ese modo es lamentado con tanta vehemencia no es la desaparición de la historia sino el borramiento de aquella forma de historia que estaba, secreta y enteramente, referida a la actividad sintética del sujeto”. Reiner Schürmann, Sobre constituirse a sí mismo como sujeto anárquico (1986).

1. – De la ocasión

En la invitación al encuentro Tracking Infrapolitics, Alberto Moreiras definía así la ocasión:

La pretensión es ambiciosa, tal vez desorbitada, pero no nos apena: la infrapolítica es una posición nueva en la historia del pensamiento, y nos ha tocado en suerte desarrollarla. Es nueva no porque la infrapolítica sea nueva: la infrapolítica es la actividad humana más antigua, más antigua que la política, más antigua que la religión, y es posiblemente la actividad -la forma de actividad- que define lo humano como tal. Pero su tematización es nueva. Y su novedad sólo es relevante porque, en tanto que nueva, toca lo que ha quedado sin pensar, sin tematizar: lo que ha sido impensado históricamente y lo que nunca ha alcanzado una articulación adecuada en los lenguajes conocidos.

Nos interesa mantener este texto, que funciona al modo de una declaración, como subtexto que justifica y prefigura la intención con la que me propongo, en lo que sigue, elaborar un comentario sobre la relación entre arqueología y anarquía en el pensamiento de Michel Foucault. Parto por advertir entonces que no pretendo producir una nueva síntesis relativa a su trabajo, cuestión que se ha hecho con relativa eficacia en los últimos años, gracias a la sistemática publicación de sus Cours au Collège du France (1970-1984). Tampoco intento elaborar una contra-lectura sistemática de un obra que todavía no termina de definir sus contornos ante nosotros, aunque, como tal, no deje de interpelarnos constantemente.

Gonzalo Díaz Letelier / Vida, metafísica y poder: ontoteología y potencia común

Filosofía
Fuente: Machina et subversio machinae

Esbozar algo así como una consideración materialista de las estructuras básicas de la imaginación política y económica que operan la articulación de las formas históricas de soberanía y gobierno en Occidente. Se trataría de investigar en una dirección no espiritualista ciertos espectros que tienen una fuerza configuradora efectiva de lo social, fetiches imaginales cuya fuerza organiza aspectos básicos de sus horizontes de sentido más sedimentados, es decir, de sus prácticas discursivas e institucionales. Aquí una crítica de la imaginación político-económica occidental consistiría en la exposición de su fetiche estructural más arraigado, a saber, el arcano metafísico-performativo de una estructura crucial cuyos polos aquí localizamos bajo las rúbricas de soberanía y equivalencia.

Gerardo Muñoz / Cinco hipótesis sobre Reiner Schürmann y el fin de la política principial

Filosofía
Fuente: Machina et subversio machinae

Caía la noche en el Revolution Cafe & Bar de Bryan, en Texas, cuando Sergio Villalobos-Ruminott sugirió que más importante que devenir “expertos” en materia filosófica, lo decisivo era producir en cada encuentro un desalojo de nuestras pieles. Dejar atrás nuestros pellejos, tal y como lo hacen lagartijas en el desierto, agregué yo. Es una imagen pertinente –la de devenir lagartijas en el desierto–, que de alguna manera fue sinécdoque de lo que tuvo lugar en el taller en torno al pensamiento de Reiner Schürmann en la Universidad de Texas A&M a comienzos del mes de Enero. Fue una conferencia necesaria en la medida en que puso una serie de debates en línea. Debates que algunos de nosotros hemos venido sosteniendo en los últimos años, y que no necesariamente se reducen al proyecto en curso de infrapolítica y deconstrucción.