Mauro Basaure / Sobre anarquismo, anarcocapitalismo y filosofía. A propósito de ¡Al Ladrón! de Catherine Malabou

Filosofía, Política

Comenario al libro de Catherine Malabou. ¡Al Ladrón! Anarquismo y Filosofía. Editorial Palinodia, La Cebra, Kaxilda, 2023. Publicado en 2022, por Presses Universitaries de France, bajo el título, ¡Au voler! Anarchisme et philosophie.

En sus casi 350 páginas, la autora reconstruye las cuestiones claves del anarquismo en nuestro tiempo, tanto como fenómeno, como ideología y filosofía.


En su primer capítulo, que sirve como introducción, titulado “Panorama general” (15-24), dos cuestiones clave se presentan: la relación del anarquismo con la geografía y las distinciones entre anarquismo fáctico, de conciencia y anarcocapitalismo. Catherine Malabou propone el término “geografía” como metáfora del horizontalismo y con ello del anarquismo. La geografía anarquista se opone a las lecturas verticales y jerárquicas de la historia y proporciona una base para la comprensión política de la horizontalidad y la resistencia: conceptos centrales en el anarquismo. La autora además indica la necesidad de diferenciar entre anarquismo fáctico y anarquismo de conciencia, pese a que coexisten en la sociedad actual. El primero refiere a la anarquía como dimensión de la realidad, como se evidencia en el auge de las criptomonedas y la arquitectura horizontal y libertaria de internet. Por su parte, el anarquismo de conciencia concierne a la toma de conciencia práctico-política que se expresa en formas alternativas de manifestación política (que van más allá de la representación partidista, sindical e incluso de los movimientos sociales) como el movimiento de los Chalecos amarillos en Francia o el octubre chileno, entre muchas otras experiencias que cabría citar. Malabou señala además que estos fenómenos de facto y de conciencia son contemporáneos del viraje anarquista del capitalismo, según el cual el neoliberalismo se radicaliza en la forma de anarcocapitalismo. Frente a ello, la autora advierte la necesidad de diferenciar la horizontalidad de las manifestaciones alternativas de expresión política desde abajo, por una parte, del anarcocapitalismo, por la otra; tarea de diferenciación para la cual la autora convoca a la filosofía. El libro lamentablemente no cumple del todo con esta promesa, pues la tematización del anarcocapitalismo no ocupa el espacio que ⎯dada la urgencia de ello en nuestros días⎯ cabría esperar.

Catherine Malabou / El estado mental del ruido

Filosofía, Música, Sonido

¿Cuál es la influencia de la música en el cerebro? ¿Y en qué casos esta influencia puede provocar disfunciones? Entre los distintos ejemplos analizados por Oliver Sacks, hay uno especialmente significativo: el fenómeno de la sinestesia. La sinestesia está relacionada con tener un extra que asocia diferentes tipos de información sensorial, música y color. A veces puede transformar la audición de la música en una experiencia dolorosa, convirtiéndola en un puro significado literal: sentir juntos, ¿la condición secreta de todas las sensaciones? El filósofo francés Maurice Merleau-Ponty analiza esta hipótesis. Al fin y al cabo, Wagner sufría síndromes sinestésicos.

Catherine Malabou / ¿Qué placer hay en pensar hoy?

Filosofía, Política

He estado pensando mucho en esta cuestión, y me ha dado algunos problemas. Algo como el placer de pensar nunca ha sido realmente articulado o elaborado en filosofía. La paradoja -normalmente no me gustan las inversiones sistemáticas- es que el placer de pensar en filosofía se convierte inmediatamente en placer de pensar filosóficamente. Cuando Kant habla del placer que podemos obtener al mirar un objeto bello, por ejemplo, transforma inmediatamente la pregunta en “¿Qué es el placer?” en general. Sus respuestas dan paso a un análisis sistemático del placer. A veces se pueden encontrar definiciones filosóficas del placer intelectual, como éxtasis o experiencias místicas. Sin embargo, algo así como el equivalente de un placer corporal para la mente está bastante ausente del análisis filosófico. Entonces tenemos que encontrar una salida a esta doble trampa del placer pensante, por un lado, o del éxtasis total que nos hace desaparecer en el océano de la contemplación, por otro. En cuanto al goce -éxtasis, deleite, especialmente sexual- es extremo. El goce no es placer porque destruye su objeto. En realidad, el goce destruye el placer. Vemos entonces que el placer en filosofía es extremadamente difícil de aprehender.