Mauro Salazar J. / Mientras el Acero Responde. Notas sobre la anestesia progresista

Filosofía, Política

La palabra «malestar»—anestesia dulce—cierra la boca que quería gritar antagonismo. El gobierno respira tranquilo: hablamos de sentimientos mientras mueren los cuerpos pacificados en los nombres que nos enseñaron a sentir como seres. El orden no mata: domestica, nombra, administra el dolor que genera. O. P.

En horas donde nuestro mundanal tupido solo sabe de «sífilis moral» más que malaise. En días donde Eduardo Frei abraza lo que siempre abrazó: la muerte del padre. Y aquí ocurre lo irónico, lo que la Democracia Cristiana no previó: el propio Frei Ruiz-Tagle, cual «parricida», transgrede a Piñera, «cómplices pasivos», y no porque sea más honesto en su compromiso con el orden. La ironía es que la radicalidad neoliberal termina siendo más «verdadera» que el simulacro democrático (transitológos). En un paisaje empapado de palabras aporofóbicas, donde el anticomunismo es aire que se respira sin notarlo, la palabra «malestar» surge como amniótico, líquido anestésico. Aparece mansamente, como quien se disculpa por existir. Y en esa docilidad reside su verdadero poder.

La paradoja es fundamental: el malestar es aquello que el orden produce. Es respuesta corporal a la explotación, a la precarización, a la insoportabilidad. Es otrocidio hecho sentimiento. Pero el orden ha cometido un acto de prestidigitación singular: ha tomado esa verdad corporal y la ha traducido, en una palabra —«malestar»—que sirve precisamente para anestesiarla. El significante devora al significado. Aquello que debería ser antagonismo radical es diferido, postergado en la palabra «malestar». La verdad no desaparece, sino que asedia el presente como lo que fue excluido. Y en esa devoración, el antagonismo desaparece.

Julio Cortés Morales / Sobre el supuesto elemento “revolucionario” o “socialista” en el fascismo del siglo XX

Filosofía, Política

Breve introducción:

La famosa clase del “intelectual público” residente en Miami llamado Axel Kaiser sobre los supuestos vínculos entre socialismo y nazismo, más las reacciones de todo tipo que ha generado, me han motivado a circular en forma de columna este capítulo de “La religión de la muerte” (Tempestades, Santiago, 2023; Lazo, Rosario, 2024). Como se ve, la situación es un poco más compleja que la versión que desde la izquierda niega todo vínculo entre los fascismos y ciertas formas reaccionarias y anti-marxistas de socialismo nacional. Lo cual es aprovechado por los nuevos fascistas que -al decir de Lazzarato- han mutado del “nacional-socialismo” al “nacional-liberalismo”, y desde la que presentan como una nueva extrema derecha se esfuerzan en desfascistizar su imagen pública endosando todo el fascismo a su supuesto origen de izquierda.

Carlos del Valle R. y Mauro Salazar J. / Genealogía de un laissez faire Oligarquizante

Filosofía, Política

La tradición no es una cosa que se recibe, sino que se gana con esfuerzo; encierra el sentimiento de la historia, es un sentimiento de la historia en el que se unen el tiempo y aquello que trasciende al tiempo, y es lo que hace que el hombre [sea] tradicional” TS Eliot, 1919.

Luego del orden fáctico implementado bajo la “modernización pinochetista”, el conservadurismo de la vieja república -1938/1973- no puede ser imputado desde un continuum con las premisas que inspiraron el programa encabezado por los Chicagos Boys (1976). No existe una relación evidente entre pensamiento conservador y partidos de derechas. De otro modo, abundan mixturas e indicios de conservadurismo libidinal, centrista o de izquierdas. También existe revolución conservadora.

Carlos del Valle y Mauro Salazar J. / La kastización del mundo. Octubrismo y parto Republicano

Filosofía, Política

La razón fundamental que explica esto es que hoy no tenemos un presidente. Sebastián Piñera es una figura fantasmal, ronda los pasillos de La Moneda y de cuando en cuando aparece con declaraciones desafortunadas y lamentos extemporáneos. Pero su liderazgo es inexistente y su capacidad de dirección ejecutiva ausente” El Líbero, marzo de 2020.

A semanas del apabullante estallido electoral en favor del Partido Republicano se agolpan una serie de textos e imágenes que nos llevan a ocuparnos de las incertidumbres de diciembre (2023). Todo transcurre una vez que los elencos de la post-transición experimentan una drástica reducción demográfica y un vacío discursivo-programático. ¿Fin de ciclo? Aludimos a una orfandad hermenéutica, donde ni siquiera el “tiro de gracia” que le propinó Repúblicano al clivaje PPD/DC -Concertación-, pudo ser capitalizado por un campo de izquierdas (AP) sin disputa ideológica, relatos, ni potencia imaginal. El bullado proyecto que encabeza José Antonio Kast (JAK) y los enigmas de su sociodemografía, de innegable inserción en un sentido común nihilista y colérico, obligan a sopesar sigilosamente las posiciones o nudos ideológicos que harían plausible un nuevo «pacto social» (texto Constitucional) con una socialdemocracia absorbida en la administración y capturada en la gestión. Lo último agravado por obra y gracia del propio partido que lidera JAK y su promesa refundacional que se avalancha para disputar la hegemonía de la política post-transicional.