En este trabajo, a partir de la observación de las fotografías de niños y animales de Sergio Larraín, del estudio de sus procedimientos técnicos (encuadre, el fuera de campo, la presencia de distintos planos y el desenfoque) y a través de la lectura de algunas de sus cartas en donde reflexiona en torno a la fotografía y la vida (entendida como bios), pretendo cuestionar la lectura moderna del autor, que lo sitúa como un fotógrafo humanista. Estas fotografías otorgan presencia y movilidad a niños y animales, de modo que en su trabajo se puede trazar una continuidad a partir de las nociones de comunidad e inmunidad, definidas por Roberto Espósito. De este modo, desde un punto de vista biopolítico, la obra de Larraín adquiere una contemporaneidad que cuestiona las formas tradicionales de entender el arte, la vida y la comunidad.