a tu presencia, con la alegría de las plantas.
Transcurría 1989 y nuestro valle se preparaba para ingresar a la “democracia pactada” bajo el swing del arco-iris y cumplir el mandato galáctico del mundo OCDE. El cúmulo de afanes modernizantes, untados en memorias del trauma, presagiaban una saga de impunidades y pillajes que la coalición del arcoíris (Tironi, Correa, Schilling, et al) debía gestionar visualmente administrando una gobernabilidad estetizante que desterrara épicas, rebeldías y militancias. Todo el tren del progreso modernizador implicaba fragmentar la vida cotidiana en escenas testimoniales, hedonismos estetizantes y consumos culturales.