Dionisio Espejo / Nuestras verdades y las de los otros. De Nietzsche a Derrida

Estética, Filosofía, Política

1. Contextos discursivos

El trabajo de la reflexión estética sobre el estatuto de la ficción, especialmente en el ámbito anglosajón, reducen la experiencia artística al marco psicológico. En ese contexto, la verdad se limita a nombrar una relación entre el sujeto, sus emociones y el objeto. De igual forma, todo el problema metafísico suscitado por la ficción artística y su inserción social e histórica se reduce a un compromiso individual. La apariencia y la exterioridad son interiorizadas. Sin embargo, no podemos considerar el concepto de verdad únicamente desde una perspectiva individual y psicológica. Sabemos que la verdad o la mentira solo pueden evaluarse dentro de un determinado marco o contexto social. Ahora bien, considerar que la verdad es una construcción social no implica que cada quien tenga «su verdad». Sí, la verdad es una construcción, pero social, no meramente psicológica, aunque también podamos reconocer que cada psique posee una determinada «voluntad de verdad» (Foucault). Nietzsche nos explica con detalle cómo se fabrica ese consenso que llamamos verdad: su estatuto lingüístico, su carácter conceptual como mera transposición de una serie de impulsos nerviosos y, en definitiva, su origen metafórico. Se trata de un cierto nominalismo nietzscheano, cuyo fundamento genealógico nos sitúa ante una posición originaria del acto de nombrar, que nunca es literal: el nombre nunca es el de la cosa en sí, sino una convención que atribuimos a la cosa.

Andrés Maximiliano Tello / Tecnologías de la propaganda. Contribuciones para una genealogía sobre el gobierno del público

Filosofía, Política

Este artículo busca plantear un nuevo enfoque de análisis del fenómeno de la propaganda a partir de la genealogía de las “racionalidades de gobierno” o de la gubernamentalidad, desarrollado por Michel Foucault. Con ese objetivo, en primer lugar se revisan algunos de los principales abordajes tradicionales sobre la propaganda (Lasswell, Ellul, Chomsky), y se plantea que esta última no es solo una forma de persuasión, un recurso ideológico o una técnica de manipulación de masas, sino más bien una “tecnología de gobierno” que tiene como objetivo la gestión del público, en el marco del desarrollo de la gubernamentalidad (neo)liberal. De ese modo, se muestra cómo el despliegue de las prácticas y los discursos de las tecnologías de la propaganda, pueden rastrearse más allá de los conflictos armados y los totalitarismos del siglo XX, teniendo plena vigencia en las democracias (neo)liberales contemporáneas.