Giorgio Agamben / Nieve en Rumanía

Filosofía, Política

¿A qué somos fieles, qué significa tener fe? ¿Creer en un código de opiniones, en un sistema de ideas formulado en una ideología o en un “credo” religioso o político? Si así fuera, la fidelidad y la fe serían un triste asunto, nada más que el deber monótono y complaciente de cumplir unas prescripciones a las que por alguna razón nos sentimos vinculados y obligados. Una fe así no sería algo vivo, sería letra muerta como la que el juez o el policía se sienten aplicando en el cumplimiento de sus deberes. La idea de que el creyente es una especie de funcionario de su fe es tan repugnante que una muchacha, que había soportado torturas para no revelar los nombres de sus compañeros, a quienes elogiaban su fidelidad a sus ideas respondía simplemente: “No lo hice por eso, lo hice por capricho”.

Giorgio Agamben / Comas y llamas

Filosofía, Política

A un amigo que le hablaba del bombardeo de Shanghai por los japoneses, Karl Kraus le contestó: “Sé que nada tiene sentido si la casa se incendia. Pero mientras sea posible, cuido las comas, porque si los que tuvieron que hacerlo se hubieran preocupado de que todas las comas estuvieran en el lugar correcto, Shanghai no se habría incendiado”. Como siempre, el chiste esconde aquí una verdad que vale la pena recordar. Los hombres tienen su morada vital en el lenguaje, y si piensan y actúan mal, es porque su relación con su lenguaje está corrompida y viciada en primer lugar. Hace tiempo que vivimos en una lengua empobrecida y devastada, todos los pueblos, como decía Scholem de Israel, caminan hoy ciegos y sordos sobre el abismo de su lengua, y es posible que esta lengua traicionada se esté vengando de algún modo, y que su venganza sea tanto más despiadada cuanto más la hayan estropeado y descuidado los hombres. Todos nos damos cuenta, más o menos claramente, de que nuestra lengua se ha reducido a un pequeño número de latiguillos, que el vocabulario nunca ha sido tan estrecho y gastado, que la fraseología de los medios de comunicación impone su miserable norma por doquier, que las conferencias sobre Dante se dan en mal inglés en las aulas universitarias: ¿cómo, en tales condiciones, puede alguien esperar ser capaz de formular un pensamiento correcto y actuar en consecuencia con probidad y prudencia? Tampoco es de extrañar que quienes manejan semejante lenguaje hayan perdido toda conciencia de la relación entre el lenguaje y la verdad y, por tanto, crean que pueden utilizar palabras que ya no se corresponden con ninguna realidad, hasta el punto de no darse cuenta de que están mintiendo. La verdad de la que hablamos aquí no es sólo la correspondencia entre el discurso y los hechos, sino, incluso antes, el recuerdo del apóstrofe que el lenguaje dirige al niño que pronuncia con emoción sus primeras palabras. Los hombres que han perdido todo recuerdo de esta llamada sumisa, exigente y amorosa son literalmente capaces, como hemos visto en los últimos años, de cualquier maldad.

Luciano Carniglia / La fuerza de lo inútil : verdad y veridicción en Michel Foucault

Filosofía

En el presente escrito buscaremos articular una reflexión en torno a una problemática central en el corpus foucaultiano que, pese a sus inflexiones, se ha mantenido como constante a lo largo de su obra, a saber, su inquietud por la verdad. Para ello, intentaremos aislar analíticamente tres ámbitos de indagación, sin duda vinculados entre sí, sobre los cuales Foucault buscó desplegarla.

Claudio Aguayo / El fascismo como política de la verdad

Filosofía, Política

El fascismo es una política de la verdad. Devuelve al sujeto la experimentación de la soberanía sin interrumpir la esfera de la circulación ampliada. Soberanía en el sentido de Georges Bataille: el fascismo es una “forma soberana de la heterogeneidad” (2008, 167), la recomposición soberana de una estructura social en riesgo. “Circulación ampliada” decimos porque dicha esfera se extiende más allá de las fronteras de lo parlamentario. Carl Schmitt observó en 1950, a propósito del pensador católico contrarrevolucionario Juan Donoso Cortés, que la burguesía aparecía, en su época de consumación liberal, como la “clase discutidora”. “Su esencia es negociar, un definirse a medias que se mantiene a la expectativa con la esperanza de poder convertir el encuentro final, la sangrienta batalla decisiva, en debate parlamentario” (1963, 87). Esta apelación a la soberanía, a la violencia, a la estética de la batalla final y del corte puro, es propia de la afección fascista que emerge para devolverle al “pueblo” una experiencia que está más allá de su vida ordinaria y de la gestualidad monótona de la cotidianidad, de lo que Althusser llamaba tiempo de nada. Un tiempo vertical, la “reflexión cotidiana”, es pretendidamente interrumpido por la posibilidad de una experiencia negativa, henchida de interpelaciones corporales donde la violencia se funde en la soberanía.

Julia Monge / El malestar en la ciudad: política de la verdad y tragedia en la lectura foucaultiana de Edipo Rey

Filosofía

Michel Foucault analiza la tragedia Edipo Rey de Sófocles en reiteradas ocasiones a lo largo de una década. Desde la política de la verdad que elabora a inicios de los setenta hasta el gobierno por la verdad del cual se ocupa en sus últimos cursos, la historia de Edipo constituye un caso paradigmático para pensar la relación entre política, verdad y justicia en una genealogía que se remonta a la ciudad griega. Recorriendo estas consideraciones resulta interesante no sólo la manera en que dicha relación puede analizarse en diferentes dimensiones de la trama de la tragedia, sino también las afinidades que pueden entreverse entre ciertas características propias del género y el modo de problematización y los efectos del trabajo del filósofo francés.

El poder, la verdad, la lucha y el riesgo. Perspectivas ético-políticas en Nietzsche y Foucault

Filosofía

La propuesta ético-política foucaulteana proyectada en torno al cura sui, a partir de la práctica de la parrhesía, ha sido criticada en términos de un puro hacer solipsista, que no busca resistir al poder sino desde una disposición estética individual. Partiendo de una mención foucaulteana —la parrhesía se acerca al modo nietzscheano de pensar la verdad desde el riesgo— buscaremos mostrar dos puntos: (i) que dicha cercanía es pensable desde una comparación entre las relaciones de poder foucaulteanas y de lucha nietzscheanas, lo cual permite concebir el cura sui de un modo más amplio; y (ii) que la diferencia desplegada en la concepción de dichas relaciones de poder y de lucha es articulable desde lo que les es, correspondientemente, antagónico en términos ético-políticos: en Foucault, el poder como dominación y en Nietzsche, la civilización heredera de los valores cristianos.