Maurizio Lazzarato / ¡Combatir la máquina genocida! Repensar el dos, la división, la revolución

Filosofía, Política

¡El neoliberalismo nunca ha existido!

El paso del fordismo al llamado neoliberalismo se produce a través del despliegue de la «potencia de lo negativo», ejercida no por individuos —como querría el liberalismo— sino por Estados, instituciones, monopolios, grupos sociales, partidos políticos, fuerzas militares, etc. La afirmación de un nuevo sistema económico‑político‑militar se realiza ante todo a través de la destrucción: negación de las clases tal como habían salido de la Segunda Guerra Mundial (tanto las clases revolucionarias del Sur del mundo como las comprometidas en luchas más reformistas, pero también las clases dominantes de inspiración keynesiana); negación de los dispositivos económicos de los «treinta años gloriosos» (el funcionamiento de la moneda, del salario, del welfare, de los servicios públicos, etc., según los principios keynesianos); negación de las instituciones de aquella época, en particular de la democracia, juzgada incompatible con el capital; negación de la cultura del «compromiso» instaurada en la posguerra.

Solo recordamos aquí algunas fechas «simbólicas» (y los acontecimientos que se les vinculan) de este proceso al mismo tiempo de negación y de afirmación, describible como una larga serie de decisiones, amenazas, intimidaciones, chantajes, guerras civiles, imposiciones unilaterales fundadas en la fuerza del imperio estadounidense. A diferencia de la transformación en curso, de la revolución conservadora de los años setenta y ochenta tenemos todos los documentos necesarios para hacer un balance de su desarrollo y podemos constatar fácilmente que se trata de la matriz de nuestro presente.

Aldo Bombardiere Castro / Elaboración. Apuntes sobre la dialéctica negativa de Theodor W. Adorno

Estética, Filosofía

Desde la perspectiva de la lógica de primer orden, cualquier término (“x”) que resulte afectado por un operador de negación, no sólo mantiene vigente su cualidad sustantiva tras haber sido negado, sino también ha de mantener el carácter objetual de sí mismo, fundado en el principio de identidad. Lo único que la negación puede negar comprende al estatuto existencial del término en cuestión: en caso de no existir “x”, sus propiedades estructurantes no se ven cualitativamente afectadas, subsistiendo a la negación misma. En efecto, al ser negado “x” deja de existir, pero sólo en aquel preciso momento propositivo en el que ha sido mentado en la proposición. La negación, por ende, constata y resalta dicha inexistencia, pero no puede destruir la idealidad de lo negado ni alterar ninguno de sus elementos integrales (de lo contrario, “no x” pasaría a ser “y”).

Por lo mismo, la negación lógica nada tiene que ver con el plano ontológico de los objetos: la negación se limita a un instante del conjunto proposicional, formalmente consistente y susceptible de ser sometido a validación. De esta manera, lo que realiza la negación lógica es instanciar formalmente que el término negado no se encuentra instanciado materialmente en la proposición misma. Intentando pensar un poco, podríamos afirmar que, gracias al operador negativo, la lógica insinúa parte de su ideológica tachadura: la compleja relación entre la negación y lo negado gestualizararía una constitutiva incompletud de la ciencia lógica. En efecto, a la lógica esta cuestión no sólo le resulta inadmisible, sino también impensable, puesto que en su fundamento ideativo (permanenetemente reproducido, a modo de un origen y destino) se ancla el principio de identidad.

Aldo Ocampo González / Desfigurar la inclusión, fracturar lo sensible

Filosofía, Política

La cultura visual que crea el género académico y el movimiento sociopolítico indexado como educación inclusiva, articula formas para visualizar aquello que no ha sido nombrado, visibilizado y representado. Por tanto, su cultura visual parte del reconocimiento que, sí, es posible representar lo irrepresentable. Este acto, de naturaleza profundamente sociopolítica reconoce en el registro de lo irrepresentable la tarea de des-objetualizar la existencia del Otro, subyugada a una pragmática epistemológica de la abyección (Ocampo, 2020). Esta es la fuerza operante de las ontologías ortopédicas, normativas o, también, llamadas, discrecionales. En ellas, cada sujeto es convertido en un objeto de conocimiento, cuya experiencia es representada a través de criterios que reducen la experiencia humana a mecanismos que la objetivizan y la explican a través de criterios diagnósticos que maximizan la interpretación de sus patologías y disfunciones que, en el terreno pedagógico, se expresa a través de la ideología de la anormalidad, la defectología, etc. No olvidemos que, la matriz de esencialismos-individualismos habita en el corazón de la ontología discreta. En esta oportunidad, me he propuesto explorar algunos argumentos claves para explicar cómo y porqué desfigurar la inclusión –específicamente, sus tecnologías de regulación ontológicas–, pues, reconozco en dicha empresa, la posibilidad de fracturar efectivamente el repertorio de elementos que definen lo sensible.

Ana María Simón Viñas / El devenir expresivo de la materia. Deleuze y el arte

Arte, Estética, Filosofía

En este artículo hemos intentado poner de relieve la íntima solidaridad que existe entre la ontología y la estética de Gilles Deleuze. La conexión entre ambas disciplinas es tan estrecha que resulta materialmente imposible aproximarse a la teoría del arte de Deleuze sin tener una clara comprensión de las nociones nucleares que integran su pensamiento. Los conceptos de Deleuze no son estáticos, sino móviles, lo que les permite variar de fisonomía a medida que se desplaza el horizonte de la investigación. Este es el motivo de que, en el proyecto del filósofo francés, la obra de arte reciba un tratamiento conceptual que es tributario de tesis elaboradas en el ámbito de la más rigurosa especulación ontológica. Deleuze concibe el arte como un antídoto contra las pasiones tristes de las que hablaba Spinoza, un revulsivo contra una Sociedad que asfixia la creatividad con sus clichés, un «paisaje» nuevo que solo podemos habitar a condición de despojarnos de nuestra pretendida identidad.

Zuzanna Kołodziej / Ziemia / Soil

Arte, Sonido, Videos

En Ficción de la razón presentamos el video de la artista Zuzanna Kołodziej Ziemia / Soil. Una animación sobre la fragilidad de las fuerzas subterráneas que sostienen el mundo. Un movimiento incesante, con una sonoridad preciosa, invitan a mirar aquello invisible a los ojos humanos, pero que guarda una profunda relación con nuestra posibilidad de existir.

En palabras de Zuzanna Kołodziej:

En la lengua polaca, la palabra que describe el suelo es sinónimo de «Tierra», lo que me parece una coincidencia significativa. Es interesante pensar cómo sería vivir en un entorno como el del suelo. La comunicación allí se produce en la oscuridad, y consiste en sutiles vibraciones y señales químicas, muy diferente a nuestro ruidoso y brillante mundo de arriba. El suelo es más silencioso, pero tiene sus propios sonidos específicos, que provienen de los organismos que viven en él, de las raíces que crecen, del agua que circula. El suelo fértil es algo que tarda mucho en desarrollarse y muy poco en destruirse. Para mí es un entorno frágil, hermoso y misterioso, y así es como he querido representarlo en esta animación.