Alberto Toscano / Palantir y el tecno-fascismo estadounidense

Filosofía, Política

Una nueva campaña de reclutamiento apareció en los campus universitarios de élite de Estados Unidos el pasado abril. En escuelas como Carnegie Mellon, Cornell y Penn, los carteles pegados en las paradas de autobús, con fondo negro, lanzaron una inquietante advertencia: «ha llegado el momento del ajuste de cuentas para Occidente», antes de acusar a la mayoría de las empresas tecnológicas de no considerar el «interés nacional» cuando deciden «qué debe construirse». Por el contrario, Palantir, el contratista de defensa especializado en análisis de datos y responsable de esta campaña de reclutamiento, declaró que no se limita a construir productos tecnológicos «para garantizar el futuro de Estados Unidos», sino, de hecho, «para dominar».

Aldo Bombardiere Castro / Divagaciones: Pensamiento adverbial

Filosofía

El lugar es aquí. Frente a la interrogación del dónde, lo más genuino consiste en responder con otro adverbio, pero ya no espacial, sino de tiempo: el lugar habita el mientras. Porque jamás un lugar podrá quedar apresado en un sustantivo. Más que sustantivos, simples agotadores de espacio en la presunta certeza de creer ser lo que son, el uso de la imaginación reverbera en los modos, en la caricia palmar con la que, de improviso, dicha palma desata la vibración de los entes. Por eso, imaginar nunca puede reducirse a la substancia reproductiva de lo imaginado por la imaginación. Mucho más poliforme que la economía de trasvasije estático -tan propia de la filosofía analítica- entre “objeto de contenido” y “continente subjetivo”, la manera en que habitamos este mundo es adverbial, gerúndica, circunstancial: desde el desde de lo siendo.

Gerardo Muñoz / Fragmento sobre la lejanía

Filosofía, Política

Recordábamos en estos días a Joshua Clover (1962-2025) – ¿cómo no hacerlo? – y de lo mucho que se puede recordar de él, que no es poco, reparábamos en una observación que se deslizaba en Riot Strike Riot (2016): en la modernidad, decía Joshua, el estado se encontraba lejos de los cuerpos y la economía estaba muy cerca (pensemos nada más en la centralidad de la fábrica); mientras que en la época del neoliberalismo financiero y de subsunción real, el estado está en todos lados y los modos de acumulación se encuentran desperdigados, aunque organizados mediante las infraestructuras y las cadenas de suministro a escala planetaria que nos vincula a cada uno de nosotros como células en circulación perpetua. En nuestros tiempos, la unidad de especie se encuentra separada no sólo en virtud de las cosas que produce o consume al estilo del viejo presupuesto de la alienación, sino que emerge como separación fundamental de su propia pertenencia en los mundos. La inversión no es fortuita: el pasaje hacia la espacialización diferenciada es un efecto que produce un hundimiento aún mayor en las profundas aguas de la abstracción de la totalidad – esa caída en free fall nutre un gnosticismo inmanente que dista de ser un accidente casuístico. La devastación de las relaciones espacio-temporales, que es al fin de cuenta una dispensación del nihilismo, es la condición ontológica de las catástrofes en curso en las que participa buena parte de la Humanidad en una fase compulsiva de autodestrucción.

Márcia Junges / “Sin el genocidio de Palestina, el neofascismo no podría sostenerse” Entrevista especial con Rodrigo Karmy Bolton

Filosofía, Política

Publicado en portugués en Instituto Humanitas Unisinos – IHU

1. ¿Cómo analiza el recrudecimiento del neofascismo a través de la profundización del neoliberalismo? ¿Cuáles son los nexos posibles en la coyuntura que vivimos?

    Me parece que nada podemos comprender hoy si no miramos a Palestina. Palestina es el catalizador de las transformaciones en curso y, por tanto, desde mi punto de vista, la grilla de inteligibilidad a través de la cual podemos contemplar el presente. ¿Por qué Palestina funciona como catalizador? Porque es en palestina donde el orden liberal encuentra su límite, donde el derecho internacional es violado, la moral destruida y el pueblo palestino despojado de su mundo. Nada de esta mutación capitalista podría tener lugar sin Palestina, por tanto: es Palestina la que ha mostrado el fracaso de Israel como proyecto ético y político, es Palestina la que exhibe la hipocresía del derecho internacional, es Palestina la que expone el derrumbamiento del ordenamiento liberal. Por eso, sin el genocidio sobre Palestina no puede apuntalarse el neofascismo, sin la masacre permanente de la colonización sionista no puede desplegarse la nueva fase del capitalismo global en la que éste se desprende del polo liberal para situarse desde el polo fascista y donde Israel se ha convertido en el modelo mismo del fascismo del siglo XXI. Como un reverso de la Alemania nazi, Israel –precisamente porque fue solo un “reverso especular” de dicha Alemania- no podía más que reproducir las formas del nazismo ahora bajo los modos del sionismo. Y esto no se debe a Netanyahu. Este último es, más bien, el efecto de años de nakba. En este sentido, si Palestina es el catalizador del proceso en curso es precisamente porque aquí todas las mediaciones erigidas hacia finales de la Segunda Guerra Mundial fueron desconocías desde un principio. En un ir y venir, podríamos recordar la tesis de Aimé Cesaire en “El discurso del colonialismo” cuando señalaba que el nazismo fue simplemente la aplicación de las técnicas coloniales sobre el espacio europeo y que, por eso, la exterminadora política de Hitler, se volvió imperdonable para los europeos. Podríamos decir que, la cuestión palestina es exactamente a la inversa: lo que los europeos aplicaron con europeos durante el nazismo (el colonialismo) ahora se externaliza desde 1948 hacia Palestina donde colonos europeos (sionistas) aplican lo que el nazismo hizo con los otrora europeos, así como los nazis aplicaron lo que los europeos aplicaron con los pueblos del “tercer mundo”. Por eso, una vez finalizada la Segunda Guerra, todo pareció volver a la “normalidad”: la catástrofe volvía a desplegarse, supuestamente, fuera de Europa. Y así, Israel parecía un proyecto completamente moral que, como tal, podía invisibilizar lo Real sobre lo cual dependía: la nakba. Israel fue y ha sido perdonado porque no ha atentado contra población europea sino contra el pueblo palestino.

    Javier Agüero Águila / “La transparencia del mundo”. George Bataille y un apunte sobre el amor

    Filosofía

    Solo un título contiene la palabra “amor” en toda la obra de George Bataille. Se trata de un ensayo corto de 1952 titulado El amor de un ser Mortal (L’amour d’un être mortel). Sin embargo, y no es nada nuevo, el amor es un motivo presente en toda su filosofía y en toda su literatura.

    Escribe Bataille en El Erotismo (1957): “El ser amado es para el amante la transparencia del mundo. […] Es, en todo caso, el ser pleno, ilimitado”.

    El pasaje es de una gran intensidad filosófica y también poética. No se trataría únicamente de que en el amor sean dos seres los que están puestos en juego en el corazón de un devenir precipitado; tampoco, por cierto, solo de la radicalidad situacional de un yo de cara a una existencia que se le revela a través del otro, ahora, inmensa e inabarcable. Sobre todo, lo que se emplaza, es una transparencia también radical. No se habla de esta o aquella transparencia específica que adecúa nuestras percepciones y nuestra contingencia, sino que una a través de la cual lo que se trasluce es “el” mundo. Aquello que se ama se devela como una zona de tránsito en la que el ser se abre a la infinitud de un mundo en cual el yo entra en desacato con la discontinuidad, sintiendo la plenitud de ese mismo infinito irradiar a través del otro que nos permite acceder por un instante a lo continuo perdido.

    Julio Cortés Morales / Ley 21.732: la nueva ley antiterrorista

    Filosofía, Política

    Terrorismo: Dominación por el terror” (Diccionario de la lengua española)

    Cuando la Junta Militar instalada tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 hizo aprobar una nueva Constitución Política en 1980, incluyó una disposición que señalaba que “el terrorismo, en cualquiera de sus formas, es por esencia contrario a los derechos humanos”, y obligaba a regular los delitos terroristas mediante una Ley de quórum calificado.

    Esta declaración con rango constitucional evidencia la gran paradoja del antiterrorismo en Chile: la dictadura más sangrienta del siglo XX, que asesinó a más de tres mil personas y practicó sistemáticamente secuestros, torturas y ejecuciones mediante el terrorismo de Estado, declara a su vez al terrorismo como “contrario a los derechos humanos”, y obliga a contemplar un régimen especial que sancione los delitos terroristas de acuerdo a un sistema penal de alta intensidad, en paralelo al derecho penal común.