fer rojas marchini / Sobre Musa paradisíaca de raúl rodríguez freire

Filosofía

Quisiera comenzar agradeciendo a raúl rodríguez freire por la invitación a reflexionar sobre su libro y por la oportunidad de dialogar con una obra que, pese a su brevedad (raúl me dijo “es un ensayo cortito”), logra articular con lucidez las intersecciones entre ciencia, colonialismo y economía política. Musa Paradisíaca ofrece un formato accesible sin sacrificar profundidad analítica, lo cual convierte a esta obra en un excelente punto de entrada para quienes buscan iniciarse con la literatura crítica sobre botánica colonial, extractivismo y las genealogías del conocimiento científico.

El libro se estructura en dos partes complementarias: un ensayo que toma como eje la plantación de bananas para explorar la relación entre botánica, plantación y crisis climática, y un ensayo visual compuesto por estampillas que evidencian la memoria gubernamental (y la gubernmentalidad en su amplio sentido) en torno al colonialismo, los jardines botánicos, las expediciones científicas, las plantaciones y la esclavitud. Esta arquitectura textual permite al autor avanzar un argumento complejo, a mi parecer, sobre cómo se producen sentidos y conocimientos distintos sobre una misma fruta, que según los datos, es o llegó a ser la más comercializada del mundo.

Carlos Flores Cancino / Tesis críticas sobre el Manifiesto Tecnopolítico

Filosofía, Política

Las siguientes tesis nacen como réplica a propósito, y en contra, al reciente texto titulado “Manifiesto tecnopolítico” aparecido en un primer momento en Arqueologías del porvenir —como Manifiesto geotecnopolítico 0.1 — y posteriormente en la Revista Supernova. En este texto, en su última versión, Emmanuel Biset, Flavia Costa y Javier Blanco nos ofrecen una atenta lectura de los impactos que trae consigo la aceleración de la mediación técnica sobre las formas de vida y la crisis ambiental como consecuencia de los procesos antropogénicos. Sin embargo, vale la pena detenernos y poner algunos puntos de tensión para discutir y tomar distancia de sus propuestas tecnopolíticas. Veamos.

Gerardo Muñoz / Rehacer el tejido del mundo. Sobre Nuestra Tierra (2025) de Lucrecia Martel

Cine, Filosofía, Política

Desde el primer plano de Nuestra Tierra (2025) Lucrecia Martel no vacila en advertirnos que su filme versa del mundo como problema. Vemos un satélite flotando fuera del planeta Tierra, mientras que un canto gregoriano de banda sonora inviste al artefacto de ángel en ascenso, con sus dos rejillas metálicas como si fueran alas. Como mucho, el satélite es el objeto que confirma que ya no vivimos ante la revelación de Dios, y quizás por esto mismo el planeta en su totalidad aparezca como una gran planicie gélida al servicio de una mirada que se extiende desde su interioridad. La nueva política del cielo tiene a la tierra como un mero almacén administrado. Esta es la aspiración de la depredación, ya sea en manos de la cibernética de Palantir (el palantír en la saga Lord of the Rings es, en efecto, es la bola de cristal que tiene el superpoder de ver desde lejos), o la doctrina imperial china Tianxia. En Nuestra Tierra (2025) Martel trabaja la hipótesis de la configuración objetual del mundo como olvido perpetuo de su suelo, y desde la cual es posible constituir el tejido insondable de experiencias libres y tenues. Para Martel, lo “nuestro” de la Tierra no es una forma de restitución de un humanismo que ve en los territorios el cubículo para la producción autosuficiente; sino que es allí donde las estrías conjuran un mundo sensible de las palabras de las almas.

Paola Chaparro / Disentir el mundo: género, ecología y cuerpos pensados desde una escritura feminista

Estética, Filosofía, Política

Síntomas de agotamiento de las formas en que hemos imaginado/habitado el mundo: el calor brutal, la escasez de recursos naturales, territorios apropiados y devastados, poblaciones desplazadas, las derechas mostrándose en su versión más extrema, los vientres controlados, las sentencias jurídicas teatralizándose en pantallas; cada una de estas escenas opera como una muestra no solamente de una época caótica sino de un desgaste, de una extenuación y, por tanto, de un límite que se ha alcanzado. Esta multiplicidad de escenas, de imágenes, de proyecciones sobre los cuerpos anidados en una retícula de afectos desbordados parece evidenciar el colapso de la arquitectura de la modernidad patriarcal y colonial que se instauró como el diseño político que organizó el mundo.

En Antropoceno como fin de diseño (2025), Alejandra Castillo nos presenta un análisis de las formas de desigualdad, vigilancia y despojo que emanaron del proyecto político moderno poniendo atención a la matriz excluyente que se instala a partir de una concepción de humanidad figurada en sujetos masculinos, blancos, letrados, heterosexuales y, particularmente, propietarios. De tal modo, el diseño político de la modernidad impone una forma patriarcal-capitalista-colonial la que hace imposible acoger la pluralidad de lo viviente.

Mauro Salazar J. / Izquierda y neo-desarrollismo. Del Consenso de Washington al Consenso de Beijing

Filosofía, Política

Luego del triunfo de las potencias populares en las primarias del domingo anterior, de sus desacatos y flujos expresivos, cabe consignar que la izquierda chilena ha ido tomando distancia de Caracas -como critica ordo liberal o popular- estableciendo matices y oscilaciones respecto al modelo cubano. Todo ello en medio de un rústico asedio medial –“anticomunismo”- donde las preguntas resultan tan esperables, como intensamente tediosas. Pese a estos desplazamientos, salvo honrosas excepciones, no hemos sabido de alguna alfabetización del modelo chino y sus efectos de neo-dependencia en las relaciones de intercambio (accesos o democratización del consumo). En nuestra parroquia ronda una pereza cognitiva ante un modelo rentista de “colonización blanda”, rizomática, cuya geopolítica supuestamente no alteraría materias de soberanía, garantizado el nuevo desarrollismo. Y aunque las urgencias de nuestra plaza responden a fenómenos de informalidad, migración, gobernabilidad, seguridad y ausencia de políticas de desarrollo, urge entrar a un debate que se aleje de las fabulas de Confucio -ver el estado de los keynesianos- y, de paso, transparentar el bicameralismo de la derecha chilena que, amén de criticar drásticamente la tesis doctrinal del PCCH, abunda en agravar el extractivismo (neo-desarrollista) consignando celebratoriamente las altas cifras del intercambio comercial. No se trata de la fastidiosa tarea de buscar manuales del XXI, negar los muros de la facticidad (60% de exportación hacia Asia), sino explorar experiencias sin relaciones dogmáticas en materias de neurociencias, bioética, políticas de desarrollo, servicios, régimen de universidades, cadenas de valor, IA, ahorro energético, sistema arancelario, petroquímica, ferroviario, ciberseguridad, control de las telecomunicaciones, etc. Tal tarea implica revisar restricciones y las brechas que ello implica en el caso chino. Pese a la ausencia de militarización en política exterior, de la sociedad Mao Zedong, no cabría edulcorar estos puntos cuando el 40% de las exportaciones chilenas van a la ruta de la seda.