Entre los estudiosos del lenguaje humano se ha desacreditado durante mucho tiempo el lugar que juega en éste la analogía. A pesar de ser la forma de pensamiento más recurrente, por medio de la cual conocemos y comunicamos a diario, la búsqueda moderna de un pensamiento puro y abstracto, identificado con la lógica, ha rebajado la analogía a lo sumo al lugar de un asistente de la razón. Sin embargo, hoy que presenciamos como un espectáculo la destrucción del mundo comandada por una razón fundada en binarios –de la que la digitalización, es decir, el sistema de representación basado en unos y ceros, es paroxismo– la analogía podría presentarse ante nosotros como una salida.
Modernidad
Gerardo Muñoz / Caspar Friedrich: la pintura de los dioses del lugar
Arte, Estética, FilosofíaLa exhaustiva muestra de la obra pictórica de Caspar David Friedrich que se ha podido ver durante estos meses en el Museo Metropolitano nos brinda una oportunidad inédita para repasar el problema del paisaje en el devenir de la pintura moderna. A fin de cuentas, Friedrich es el artista que ejecuta su obra en un momento cumbre de la historia espiritual europea, cuyo síntoma más notable es la entrada de Napoleón en tierras germánicas de la mano de la síntesis especulativa que es La Fenomenología del Espíritu (1807). Los curadores han rotulado la muestra con un claro énfasis naturalista, The Soul of Nature; y, sin embargo, también se nos advierte en el texto programático de la exhibición que la obra del pintor alemán más que una revitalización de la naturaleza nos hace conscientes de la imposibilidad mediadora entre el orden de la visualidad y la inmersión total en el mundo de la naturaleza [1]. Y sí, en más de un sentido, la mano de Friedrich registra un mundo postnatural en un momento histórico en donde la inmanencia de la physis ha pasado a ser inteligible exclusivamente mediante la justificación de un ordenamiento racional (nomos naturalis).
J. Dionisio Espejo Paredes / Construyendo enemigos. Motosierras parlamentarias y otras figuras del Anarco-liberalismo totalitario del siglo XXI (II)
Filosofía, Política19. Pensar, desenmascarar el fetiche
Hoy, como ayer, nos toca desfetichizar la «mercancía Trump», que es solo un icono para un largo listado de satélites nacionales como Milei, Meloni, Bolsonaro, Abascal, Orban…, nos toca neutralizar todo sentimiento, positivo o negativo, que quieren despertar en nosotros. En el mundo en red tiene poder lo que centra la atención de millones de espectadores. Las formas discursivas son decisivas, no tanto las promesas y los programas. Los discursos representan el sentir de un conjunto que los toma por propios, no basta con cambiar los discursos hay que plantearse la fuente de ese sentimiento, no basta con decirles que ese discurso es falso, eso es indiferente porque, para ellos, es verdad que ese discurso expresa lo que ellos sienten, y por lo tanto es verdad, verdad sentida, no proposición verdadera. Por eso de nada sirve que denunciemos que su discurso es metafórico, como metafórica es su guerra, su batalla, metafórico pero no poético. De nada sirve que denunciemos que su cientificismo es banal, que su apología de una nueva verdad oprimida o cancelada es solo la más vieja mentira. Pues ellos, los libertarios, defensores de una libertad que el Estado (social) tiene en peligro no tienen el menor problema en iniciar un plan organizado de censura estatal, sí, ese Estado que tanto deploran, es el que, cuando ellos lo ocupan, comienza suprimiendo y censurando todo aquello que la sociedad y sus individuos libremente producen. Y eso, digan lo que digan, los que lo dicen, eso es totalitario. Ahora no es un partido único como en los sistemas totalitarios, pero es una ideología única, la suya. Como el viejo judaísmo que se creyó el único pueblo elegido, o el nazi que creyó en la superioridad de su raza, ellos creen la mixtura y diversidad daña su concepción de la sexualidad, la familia, la nación…Ese es su peligroso totalitarismo.
J. Dionisio Espejo Paredes / La destrucción de los consensos. Motosierras parlamentarias y otras figuras del Anarco-liberalismo totalitario del siglo XXI (I)
Filosofía, PolíticaEl texto critica la transformación del poder político en un espectáculo y la fusión del Estado con intereses empresariales, representados por figuras como Elon Musk. Destaca la crisis del Estado-nación, la pérdida de representatividad democrática y el auge de movimientos populistas fuera del sistema partidista. Se aborda el nacionalismo tribal, que sustituye la ciudadanía por identidades étnicas, y cómo estos movimientos, impulsados por miedo y frustración, buscan destruir el Estado, acercándose al totalitarismo. Además, analiza los movimientos ultraliberales y neototalitarios, como los de Trump o Milei, que no buscan fortalecer el Estado, sino desmantelarlo desde dentro, promoviendo valores regresivos bajo la apariencia de libertad y socavando la democracia, los derechos humanos y el bien común.
Giorgio Agamben / Lo viejo y lo nuevo
Filosofía¿Por qué somos capaces de describir y analizar lo viejo que se desvanece, pero no logramos imaginar lo nuevo? Quizás porque creemos, más o menos inconscientemente, que lo nuevo es algo que llega —no se sabe de dónde— después del fin de lo viejo. La incapacidad de pensar lo nuevo se revela así en el uso imprudente del prefijo «post»: lo nuevo es lo post-moderno, lo post-humano, en todo caso, algo que viene después. La verdad es precisamente lo contrario: la única manera que tenemos de pensar lo nuevo es leerlo y descifrar sus rasgos ocultos en las formas de lo viejo que pasa y se disuelve. Esto es lo que Hölderlin afirma con claridad en el extraordinario fragmento sobre La patria que declina, donde la percepción de lo nuevo es inseparable del recuerdo de lo viejo que se hunde y cuya figura, de hecho, debemos asumir amorosamente de algún modo. Aquello que ha cumplido su tiempo y que parece disolverse pierde su actualidad, se vacía de su significado y vuelve a ser, de algún modo, posible. Benjamin sugiere algo similar cuando escribe que, en el instante del recuerdo, el pasado, que parecía concluido, se muestra incompleto y nos ofrece así el regalo más precioso: la posibilidad. Verdaderamente nuevo es sólo lo posible: si ya fuera actual y efectivo, estaría inevitablemente destinado a envejecer y decaer. Y lo posible no proviene del futuro, sino que es, en el pasado, aquello que no fue, que quizás nunca será, pero que pudo haber sido y que por eso nos concierne. Percibimos lo nuevo solamente cuando somos capaces de captar la posibilidad que el pasado —es decir, lo único que tenemos— nos ofrece por un instante, antes de desaparecer para siempre. Es de esta manera como debemos referirnos a la cultura occidental que hoy, a nuestro alrededor, se deshace y disuelve.
Juan Pablo Espinosa Arce / Charles Baudelaire y Walter Benjamin. Crítica y poética en-de la modernidad
Estética, FilosofíaEl propósito de esta columna es recuperar cómo la idea de modernidad y de progreso constituyen un punto ante el cual emergen diferentes perspectivas críticas, entre ellas las del poeta Charles Baudelaire y del filósofo Walter Benjamin. En ellos y con ellos emerge una crítica y una poética propiamente moderna.
La idea de progreso tiene que ver con la constatación de la presencia de la gran industria. Baudelaire toma conciencia de que existen muchedumbres nacidas de la industria moderna y de sus ciudades, sobre todo en el tránsito de la especialidad medieval a la espacialidad propiamente moderna. Hay un contacto estrecho entre Baudelaire y la modernidad en la figura del “choque” la cual fue detectada por Benjamin en su estudio sobre algunos temas en el poeta francés. Para los poetas del siglo XIX el concepto de muchedumbre es central en sus modulaciones de escritura. Junto a esta idea también se reconoce la idea de “masa” en Baudelaire, es decir, la presencia de un sujeto que no mira críticamente la nueva ciudad, sino que se limita a pasear y caminar con el esplín como visión o estado de ánimo. Para el poeta, que es llamado por Baudelaire como un príncipe y “un desterrado en el suelo entre el vil griterío” (Las flores del mal), la fuerza de la escritura aparece como modo de estructurar la crítica a lo moderno. Dice Benjamin (2014): “la masa era el velo cambiante a través del que Baudelaire contemplaba París”.
