Mauro Salazar J. / Piazzolla en 1973. Golpe y actualidad

Estética, Filosofía, Política

a Nelly Richard

pulsión de escritura.

Il Pleut sur Santiago es una filmografía (1975) sobre el tiempo que invoca la identidad del exilio chileno tras el Golpe de Estado. Es una producción de Helvio Soto que se inscribe en el tiempo ininterrumpido del exilio y en la necesidad de generar efectos de representación para testimoniar la insondable tragedia de 1973. Aquí el tiempo es un tópico prevalente, perenne, inhabitable. El tiempo no provee ningún porvenir mientras no sea posible reconocer en el pasado un sentido de futuro.

El título del film acompasa un movimiento de visualidades y significados que articulan tiempo e historia en una fábula de imágenes. La lluvia interminable es el telón de fondo y su monótono repicar abraza el descenso en la inmanencia como huella siniestrada de la historia. Un conjunto de sucesos ruines donde ya no es posible organizar un campo semántico.

Javier Agüero Águila / 11 de septiembre: El detenido desaparecido

Filosofía, Política

La pregunta que asalta, hoy, 11 de septiembre –entendido “lo que asalta” como algo que nos aborda y desborda precipitada y disruptivamente así, incidiendo y descoincidiendo con “el curso normal de las cosas”, con su flujo (el asalto a La Moneda)– es qué hemos hecho con estos dos números y 12 letras que, evidente, son mucho más que eso.

11 de septiembre como un sustantivo con un extenso predicado histórico que ha sido sometido a múltiples manipulaciones. Hablamos de que en “el cuerpo” de este nombre propio (11 de septiembre) se ha inseminado una secuencia indescriptible de interpretaciones, pretensiones de fijación históricas, deletéreos intercambios que coordinan el tiempo de la política, metabolismos de reconciliación, perdón y amnesia; 11 de septiembre que ha devenido en amnistías y pactos secretos que revitalizan el carácter promiscuo y origen orgiástico de nuestra democracia exudante de prédicas exitistas y que recupera su discurrir anfibio en las celebraciones y los monolitos, en los discursos de arrepentimiento y en el –a esta altura completamente vaciado de sentido– “nunca más”.

Roque Farrán / Un nuevo sujeto

Filosofía, Política

Para que haya política en verdad, pensamiento político en acto y no mera gestión de bienes y servicios (o historia y filosofía política testimoniales), tiene que haberse producido un acontecimiento político. El pensamiento no es espontáneo ni voluntarista, surge por necesidad y urgencia, incluso si la necesidad es movilizada por una contingencia. Un acontecimiento político es nada menos que la emergencia de la potencia colectiva, la capacidad de movilización y organización popular que excede las lógicas de lo establecido y lo previsible según los lenguajes instituidos.

Giorgio Agamben / Ciencia y felicidad

Filosofía

A pesar de la utilidad que creemos obtener de ellas, las ciencias no pueden hacernos felices, porque el hombre es un ser parlante, que necesita expresar con palabras alegría y dolor, placer y aflicción, mientras que la ciencia, en última instancia, tiene como objetivo un ser mudo, que sea posible conocer en número y medida, como todos los objetos del mundo. Los lenguajes naturales que los hombres hablan son, al límite, un obstáculo para el conocimiento y, como tales, deben ser formalizados y corregidos, eliminando como «poéticas» aquellas redundancias a las que, en cambio, prestamos atención principalmente cuando expresamos nuestros deseos y pensamientos, nuestros afectos como nuestras aversiones.

Aldo Bombardiere Castro / (Sin) Divagaciones: Grito

Filosofía, Política

Como el grito. Sin precisar de un contexto, ni de un motivo. Así, antojadizo, caprichoso, pero al mismo tiempo sumamente necesario, indispensable y vital, cuan último instinto de sobrevivencia emergido desde los últimos estertores de la historia. Vital, siempre vital, incluso en la muerte, vital. Y por eso, ante dicho gesto de mirada alzada, de mala víctima, de resistencia y palabra insumisa, la muerte, más que muerte, deviene martirio: intempestivo testimonio de lucha que, desde el padecimiento, desde abajo, desde lo impensable de lo impensado y sin proponérselo, anima el deseo y activa la imaginación de los pueblos. Pasividad y actividad de un único pathos imaginal: el padecimiento de los mártires irriga de pasión a la dignidad de los pueblos. Porque la ininteligibilidad del grito del mártir no sólo atestigua la irrepresentable crueldad sionista que ha generado su dolor; más allá de eso, más allá de la injusticia o del frívolo triunfo del poder, el testimonio de los mártires también dibuja la alegoría de aquel fuego sagrado, de aquella rabia innombrable donde los pueblos atesoran el diluvio que advendrá. El grito atestigua tanto el dolor como la resistencia a aquel dolor: el grito expresa un halo de esperanza, el cual, por sí mismo, nos cobija y resguarda de la más despiadada locura, del más sionista de los odios.