Este artículo explora la visión por ordenador no sólo en términos de su uso con máquinas “inteligentes”, como los vehículos autónomos, sino también en términos más amplios de la visión humana cotidiana mediada digitalmente, como la que se experimenta a través de los teléfonos inteligentes. Basándome en la teoría del ensamblaje y la arqueología radical de los medios de comunicación, describo los procesos tecnológicos que enlazan ensamblajes espacio-temporales materialmente diferentes para producir una condición posthumana de la visión por ordenador tipificada por lo que Wolfgang Ernst denomina el “impulso epistemogénico” de las “configuraciones tecno-matemáticas”. Las ontologías planas de Manuel DeLanda resultan útiles aquí para describir cómo interactúan los ensamblajes que operan en diferentes espacio-tiempos. A continuación, recurro al estrato tecno-semiológico de Deleuze y Guatarri, concretamente a su análisis de la superlinealidad espacio-temporal del estrato, para articular una capa digital-calculativa emergente. Sostengo que para entender los conjuntos de visión por ordenador no basta con establecer descripciones técnicas junto a una crítica cultural e ideológica, sino que también es necesario un análisis integrado de las funciones que desempeñan los no humanos digitales en la producción de un nuevo régimen visual con nuevas capacidades y deseos. La capacidad compartida entre humanos y no humanos de la visión por ordenador desplaza la vista de los conjuntos biológicos y lingüísticos de los humanos a conjuntos digitales en los que la visión se vuelve calculable y sujeta a modificaciones algorítmicas. El resultado no son sólo imágenes digitalmente compuestas y proyectadas, sino también nuevos medios de producción, organización e identidad.
Deleuze
Gonzalo Santaya / La potencia como medio de diferenciación en la inmanencia. Deleuze, lector de Schelling, lectores de Spinoza
FilosofíaEste artículo busca analizar el concepto deleuziano de potencia, trazando una genealogía que lo asocia con la filosofía de Schelling –inspirado, a su vez, en Spinoza–, con la finalidad de mostrar el modo en que dicho concepto puede funcionar como el medio para pensar la multiplicidad de diferenciaciones e individuaciones del Ser en el contexto de la filosofía de la inmanencia. Para ello, reconstruiremos la presencia de Schelling en el concepto de potencia tal como Deleuze lo desarrolla en sus obras de 1968: Diferencia y repetición y Spinoza y el problema de la expresión. A continuación, exponemos las notas principales de ese concepto tal como Schelling lo presenta en las obras mencionadas por Deleuze (particularmente, Lecciones privadas de Stuttgart, de 1810, y Las edades del mundo, de 1815). Finalmente, desarrollamos comparativamente la especificidad de la potencia deleuziana en su doble aspecto: como potencia ideal e intensiva, para mostrar el modo en el cual ella articula el proceso de individuación en la inmanencia.
Eduardo Alberto León / Deleuze y Spinoza hacia una concepción etológica de la ética
Filosofía, PolíticaEste trabajo es una reconstrucción de la ontología materialista de Spinoza utilizando la filosofía de Gilles Deleuze, para enfocarse en una etología. Es por eso que, en primer lugar, se comparará la naturaleza de la ética radical de Spinoza junto con la ética inmanente de Deleuze. Al mismo tiempo, se analizará la filosofía etológica de Spinoza y la noción de agencia (conatus). En la última parte de este artículo, se verá cómo estos conceptos han influido en la formulación de Deleuze y Guattari de una política inmanente del deseo, minoritaria y colectiva. Y por último se explicará cómo esta teoría radical de la ética puede engendrar la diagramación de una política nómada o una revolución por-venir.
Emilio / Disecta membra y Tchaikovsky. (O de la fondidad y la creación)
Filosofía, Literatura, Música- La lectura es operación, es la obra que se realiza suprimiéndose, que se prueba confrontándose consigo misma, y se suspende mientras se afirma.
- Estas son contradicciones necesarias.
- El éxito simplifica las cosas / [Este texto está hecho para el fracaso].
- Nuevos caminos recorro, un nuevo modo de hablar llega a mí; me he cansado, como todos los creadores, de las viejas lenguas. Mi espíritu no quiere ya caminar sobre sandalias usadas. Con demasiada lentitud corre para mí todo hablar; ¡a tu carro salto, tempestad! ¡E incluso a ti quiero arrearte con el látigo de mi maldad!
- ¿Cuatro citas de entrada? Eso es sobresaturación. Todo el texto está sobresaturado. Las tres primeras de Blanchot (del “Libro que vendrá”), y la última de Zaratustra (en “El niño del espejo”).
Este proyecto es sectario. Hace parte del culto “al Fondo”, un culto bárbaro a través del sacrificio [Stravinsky]. Nos complacemos con reverberarlo [al lenguaje], con retorcerlo (retorcernos sobre “Fondo”), por el amor autodestructivo que le tenemos (a nos[otros] mismos). No es traición, sino epifenómeno de de-lirios. Después de todo, espera(mos) aniquilación. Señor Guattari, muchas gracias [no se tome esto muy en serio]: actitud defensiva pre-significante, que se riega en agenciamientos gestuales [Nijinsky] o “rebanamientos” de extremidades [Van Gogh].
Pablo Pachilla / Sentido común y buen sentido en Deleuze
FilosofíaAl ser el concepto de sentido común en Deleuze de primera importancia, resulta llamativo que no exista un trabajo interpretativo detallado al respecto. El presente artículo se propone subsanar dicha falta, ofreciendo un análisis riguroso de los diferentes sentidos y matices del concepto. Sostendremos que existen tres sentidos de “sentido común” en Deleuze: como Imagen del pensamiento, como concordia facultatum y como correlato del buen sentido. En los dos primeros sentidos, el sentido común se contrapone al empirismo trascendental deleuziano en tanto supone un pensamiento ya dado e impone una condición de concordancia en el ejercicio de las facultades; en el último, aporta la forma del objeto cualquiera que será cualificado por el buen sentido, que impone asimismo una determinación temporal escatológica y una determinación ontológica y espacial sedentaria.
Cristóbal Durán Rojas y Felipe Kong Aránguiz / Una coexistencia rítmica para las duraciones (entre Bergson y Deleuze)
FilosofíaLa intención del presente artículo es reexaminar el concepto bergsoniano de Duración entendido como coexistencia de niveles de multiplicidad heterogéneos. Si bien dicho concepto ha sido pensado a partir de una comprensión que podría ser caracterizada como continuista, el mismo Bergson evitará confundir dicha continuidad con la idea de homogeneidad. Intentaremos mostrar que la determinación del concepto de Duración se alcanza al definirla como tensión o entrelazamiento entre sucesión y simultaneidad, y por consiguiente, como una multiplicidad que hace coexistir diferentes flujos de duración. Para ello, Bergson propone la existencia de un Tiempo impersonal y único como base para la relación entre duraciones. Nuestra hipótesis es que esta misma situación puede entenderse mejor si se articula el concepto de ritmo en la obra de Deleuze, concepto ligado íntimamente a las nociones de duración y coexistencia. Mediante los movimientos de contracción, dilatación, reunión y división, el ritmo opera junto a las duraciones disponiéndose como un campo de relación, pudiendo ocupar el lugar que había sido asignado al Tiempo único.