Inmediatamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el historiador Emilio Roig de Leuchsenring publicó en La Habana un breve libro titulado Weyler en Cuba: un precursor de la barbarie fascista (Páginas, 1947) en el que establecía una conexión directa entre el fascismo político del siglo veinte y la sombra latente del general español Valeriano Weyler, quien comandó la intensa pacificación contra la insurrección independentista cubana de finales del siglo diecinueve. Es digno de elogio que Roig lograra, hacia el final del libro, capturar la realidad de lo que él llamó «weylerismo», una modalidad de guerra total e imperialista a gran escala contra poblaciones que no cesaron a pesar del derecho internacional y los diversos acuerdos de paz de los vencedores de la Segunda Guerra. Para Roig, la posicionalidad estructural de la política, incluso la de regímenes liberales-democráticos entre 1945 y 1947, seguía siendo maximalista, abarcando las condiciones de vida de las poblaciones y, por lo tanto, sirviendo de instrumento directo de la renta capitalista mediante la amplificación del campo de guerra. Lo que él denominó «weylerismo» o nueva barbarie fascista, supuso un salto cualitativo en la conducción bélica que entonces se materializaba en términos de control de la población en nombre del «orden»: “Todo lo que Weyler representó y practicó está vigente en la posguerra” [1].
Inmigrantes
Mauro Salazar J. / Toda su tristeza es italiana
Estética, Filosofía, Política«El Abuelo, estando en Italia, confunde Buenos Aires con Roma, Mussolini con Perón, y cree todavía estar en Buenos Aires y estar en deuda con el deseo de volver a su patria. Su lengua, por otra parte, híbrida y de frontera entre el español y el italiano, consolida este espacio de tránsito perpetuo entre dos culturas y dos tiempos, sin que se produzca una diferenciación entre ambos, un distanciamiento o una integración. Podría decirse que esta lengua intermedia es el índice del movimiento identitario del sujeto y de la imposibilidad de una definición o, en todo caso, su indefinición que, paradójicamente, lo localiza en esa identidad “otra”. (Cossa, 2009.)
A partir de las escisiones entre lengua y dialectos, la cuestión del nacionalismo patriótico puso de relieve el enraizamiento itálico. Los saltos demográficos fueron masivos, estructurales y espontáneos. En alusión a esto último Massimo D’ Azeglio (1698-1866), sostuvo que “una vez hecha Italia, hay que hacer italianos”. Más tarde Lothar von Metternich (1773-1859) limitó la Cuna del Renacimiento a ´una expresión geográfica´ excedida por dialectos peninsulares que responden a fragmentaciones lingüísticas. La dispersión étnico-lingüística fue inédita dentro de las realidades europeas y contribuyó a la fuerza expansiva de los idiolectos minoritarios -oralidades costumbristas y usos del fonema- sin vocación de comunicabilidad- que excedieron la promesa de la reunificación italiana y -posteriormente- la joven identidad nacional argentina. En medio de una especie de «nosotros genealógico» (mercantilismo cosmopolita), no es casual que, en el punto seis de la Constitución Italiana, se establezca lo siguiente, ‘La República protegerá a las minorías lingüísticas mediante normas específicas’. Tal paradoja hunde sus huellas en la nación más ancestral en acervos europeos (pintura, escultura, arquitectura, artes medievales), aunque atribulada entre Monarquía y República.
Hans Op de Beeck / Dance
Arte, Música, VideosEncargada originalmente por el Red Star Line Museum, la película aborda el tema aún candente de la migración. Rodada con cuatro cámaras en una gran percha industrial y con un reparto de unos 800 voluntarios vestidos con ropa especialmente diseñada para el evento, la película tiene una calidad clásica, que recuerda las migraciones a gran escala de principios del siglo XX desde Europa a América. El título, «Danza», se refiere a la migración como un movimiento inestable y rítmicamente irregular, un acto de equilibrio en el arduo viaje entre las viejas identidades del hogar y las realidades del nuevo mundo, un viaje que cambia a todos los que lo hacen sin recurso.
Aldo Bombardiere Castro / Apuntes sobre las presidenciales: el deseo securitario y la captura del deseo
Filosofía, PolíticaLuego de suspender el tiempo histórico y la cotidianidad individualista, luego de destituir la última actualización del pacto oligárquico plasmada en la Constitución del 80, la revuelta dejó sus ecos, sus esquirlas afectivas dispersas sobre las plazas.
En estos meses, esas esquirlas disparadas hacia el infinito, esas modulaciones dentro de una atmósfera atonal y descentrada, han sido capitalizadas y capturadas por el neofascismo. Su éxito, cual arte alquímico, consiste en transmutar el deseo: hacer de la rabia popular y de la potencia común de los cuerpos derramados por las calles, un odio contra el migrante, una valoración de lo securitario, una sacralización de la propiedad y una homologación de todos los tipos de violencias en la condena de cualquier violencia («venga de donde venga»). Miedo.
Aldo Bombardiere Castro / Migrar: una ontología afectiva
Filosofía, PolíticaMigrar sin someterse a prefijo: no in-migrar ni e-migrar. Las migraciones, pensadas radicalmente, parecieran constituir más que un simple fenómeno derivado de factores económicos, políticos o humanitarios. No sólo pertenecen al reino de lo explicable. En ellas, más bien, se insinuaría un sobresentido y una estructura (quizás también móvil) ontológica de la historia y del movimiento natural. A la sombra de la faz óntica, donde los fenómenos se desenvuelven y reproducen bajo determinaciones causales, voluntarias, perceptibles y codificables, la historia tatuada sobre el rostro migrante permite entrever una realidad liberada de todo marco explicativo: el devenir deviniente de la vida.
Gonzalo Díaz Letelier / Inmigrantes y refugiados en la época de la geoeconomía
FilosofíaEn el apremio de las circunstancias históricas hemos transitado de las filosofías de la vida a filosofías de la muerte, en cuanto abren el reverso mortífero de las doctrinas de la vida acontecidas. En el siglo XIX, surgieron las llamadas “filosofías de la vida”, y también surgió un análisis económico-filosófico de la explotación. Hoy vemos emerger, al hilo de la matriz de análisis biopolítica y sus derivas, un pensamiento que analiza el ensamblaje entre la explotación económica y la excepcionalidad política con sus efectos mortíferos, al hilo de una restitución de la escena material cuyo pensamiento se abre al tiempo de la catástrofe. Se trata de un pensamiento que se da en un cruce entre política y estética, es decir, que acontece pensando el vínculo entre imaginación y violencia, intentando exponer los marcos de visibilidad o estructuras imaginales que articulan narrativa y espacialmente la fractura biopolítica entre la vida ascendente y lo heterogéneo sacrificial en nuestros días.
