Mauro Salazar J. / Crítica, revuelta y escritura. El fonema Richardiano

Estética, Filosofía, Política

Sobre Crítica, revuelta y escritura. Tentativas en torno a Nelly Richard. Mauro Salazar J. (Editor). Ediciones Universidad de la Frontera, Palinodia y La Cebra (2024).

El Sur, margen, subalternidad, periferia: el Sur no como determinismo geográfico, sino como contexto político-enunciativo, es la localidad crítica que ancla mi trabajo a memorias históricas y sociales fragmentadas pero insistentes y persistentes en sus narrativas de la crudeza y la precariedad. N.R. Zona de Tumultos, 2021.

Los textos que se congregan tras las escrituras de la revuelta vienen a establecer modos suspensivos contra los lenguajes de la gestión –consenso del accountability– centrados en servicios, desregulación y commodity, manteniendo complicidades y disensiones con Tiempos & Modos. Las formaciones textuales irrumpen bajo un desgarro incurable de la –desgastada- política hegemónica, a saber, cómo conciliar institucionalidad y movilización social en un horizonte del sinsentido, o bien, en un tiempo de acontecimientos sin traducción narrativa. Con todo, tras el acervo de las luchas populares, la revuelta del 2019 es un pasado que permanece pendiente. Una temporalidad que no se orienta hacia el porvenir porque no es posible reconocer en el pasado mismo un sentido de futuro.

Juan Pablo Espinosa Arce / El otro como imposible. Preliminares en/con Jacques Derrida

Filosofía

Cualquier texto es autobiográfico”: la vida como espacio del otro

    La filosofía de Derrida es autobiográfica: “estoy convencido de que, en cierto modo, cualquier texto es autobiográfico”1. La vida del autor está desplegada en espacios de diferencia: nació en El Biar, un suburbio de Argel cuando la nación africana islámica era colonia francesa en 1930. Como hijo de familia judía2 se le da un nombre “oficial” (Jacques, Jackie) y también “otro nombre”, un nombre secreto: Élie. A propósito del nombre Derrida escribe: “un nombre propio nunca es puramente individual”3.

    Tariq Anwar / La escritura y el genocidio

    Filosofía, Política

    ¿Qué es escribir en medio genocidio? ¿cómo se mueven las manos? ¿con qué impulso, que electricidad del cuerpo? De pronto, se vuelven a lanzar libros sobre el poder, las revueltas, las máquinas y el nombre GENOCIDIO comienza a desaparecer, porque al final los cuerpos quemados, mutilados y violados de los niños de Gaza terminan saturando y preferimos volver a nuestros autores preferidos, que por insensibles que hayan sido al colonialismo y la barbarie de los suyos (salvo cuando se trató del genocidio de europeos), nos entregan la seguridad de la teoría ya visitada, con las categorías de nuestro propio statu quo. Pero escribir en medio del genocidio, ese que yo sé que está ocurriendo y cuyas imágenes no puedo sacar de mi cabeza, de mi cuerpo, me impiden volver. Lo siento. No puedo volver. Ahora la escritura se debe lanzar al vacío.

    Juan Pablo Espinosa Arce / Charles Baudelaire y Walter Benjamin. Crítica y poética en-de la modernidad

    Estética, Filosofía

    El propósito de esta columna es recuperar cómo la idea de modernidad y de progreso constituyen un punto ante el cual emergen diferentes perspectivas críticas, entre ellas las del poeta Charles Baudelaire y del filósofo Walter Benjamin. En ellos y con ellos emerge una crítica y una poética propiamente moderna.

    La idea de progreso tiene que ver con la constatación de la presencia de la gran industria. Baudelaire toma conciencia de que existen muchedumbres nacidas de la industria moderna y de sus ciudades, sobre todo en el tránsito de la especialidad medieval a la espacialidad propiamente moderna. Hay un contacto estrecho entre Baudelaire y la modernidad en la figura del “choque” la cual fue detectada por Benjamin en su estudio sobre algunos temas en el poeta francés. Para los poetas del siglo XIX el concepto de muchedumbre es central en sus modulaciones de escritura. Junto a esta idea también se reconoce la idea de “masa” en Baudelaire, es decir, la presencia de un sujeto que no mira críticamente la nueva ciudad, sino que se limita a pasear y caminar con el esplín como visión o estado de ánimo. Para el poeta, que es llamado por Baudelaire como un príncipe y “un desterrado en el suelo entre el vil griterío” (Las flores del mal), la fuerza de la escritura aparece como modo de estructurar la crítica a lo moderno. Dice Benjamin (2014): “la masa era el velo cambiante a través del que Baudelaire contemplaba París”.

    Mauro Salazar J. / Devenir. Vida, escritura y potencia.

    Estética, Filosofía, Política

    Sí, hoy te escribo querida, y no sólo porque tengo algo que contar, sino, y sobre todo, porque aquello que tengo que decir ya es de alguien. De alguien que no está presente ni aquí ni ahora y, sin embargo, yo te escribo.

    Escribo sin saber siquiera quién es él y dónde estás. Aquí, en este pequeño lugar, para mí, mientras escribo, mientras dedico esta ficción abismal que nunca llegaré a precisar. M.S

    Todo texto es un fragmento por cuya cubierta transitan distintos significados. Una polifonía enunciativa, donde el vigor consiste en agrupar enunciados contrariados que nos permiten habitar una totalidad abierta, descentrada y fragmentaria. La máquina del deseo (escritural) es siempre desmontaje. Ya lo sabía el pensador de Tréveris el año 1848.

    Miguel Ángel Hermosilla / La escritura ingobernable de Gabriela mistral

    Filosofía, Literatura, Poesía

    Gabriela mistral se construye como sujeto por debajo de los poderes y saberes oficiales. La imaginación mistraliana es profundamente material y su poesía no acepta las abstracciones en el lenguaje, por lo tanto caracterizar su imaginación creadora exige plantearse desde la inmanencia a-nárquica de lo duro y lo seco.

    Mistral se construye como “sujeto constelado” no en relación con lo trascendente y lo espiritual, sino con lo material, con lo no humano, en cierta “economía de la presencia, sin metafísica de la presencia”. De los cuatros elemento; aire, agua, tierra y fuego, privilegia en primer lugar la tierra; la lucha se da en la tierra, (Desolación, P. 147). Según Deleuze, la tierra es el punto donde se concentra toda la energía del mundo. La búsqueda de la energía, la fuerza y la potencia de lo duro es una búsqueda del aferrarse no a un principio ontológico, originario y totalizador de lo múltiple; (expulsa toda teología), ni al hombre (expulsa toda antropología), sino en el rizoma de los elementos, en una no persona. La imaginación mistraliana se construye desde lo que está sobre la tierra y en la tierra, privilegiando los objetos duros y fuertes, contemplando, no obstante, que hay una paradoja latente en lo duro y lo fuerte: se desgarran, se rompen, se trizan, se hacen polvo. No hay materia ligada a la tierra que no se quiebre y fragmente. El devenir de todo lo duro es la disolución; ¡su desolación!; la belleza de la finitud, pero a la vez, lo duro, lo terrenal, es lo único que somos capaces de palpar, experimentar, conocer y habitar, por eso, todas las partes del cuerpo que tengan contacto con la tierra son importantes; los pies, las rodillas, la manos y los brazos, pues, nos devuelven en su mediación defectuosa la “desposesión” constitutiva de nuestro protésico estar en el mundo.