Un pasaje del libro de Sergio Bettini sobre El arte al final del mundo antiguo describe un mundo que es difícil no reconocer como similar al que estamos viviendo. «Las funciones políticas son asumidas por una burocracia estatal; esta se acentúa y se aísla (anticipando las cortes bizantinas y medievales), mientras las masas se vuelven abstencionistas (germen del anonimato popular de la Edad Media); sin embargo, dentro del estado se forman nuevos núcleos sociales en torno a las diversas formas de actividad (germen de las corporaciones medievales) y los latifundios, vueltos autárquicos, preludian la organización de algunos grandes monasterios y del mismo estado feudal».
Comunidad
Gerardo Muñoz y Philippe Theophanidis / ¿Por qué volver a la Rue Saint-Benoît? Conversación sobre un seminario
Estética, FilosofíaGM. Philippe, desde hace ya algún tiempo nos interesamos por la “escena” de la Rue Saint-Benoît, cuyo desenlace ha sido un seminario. Ya tengo muchas ganas de debatir cuestiones ciertamente apremiantes y difíciles. Me parece que el primer problema del Grupo Rue Saint-Benoît es cómo resiste las periodizaciones y categorizaciones propias de la historia literaria que siempre busca “restituir” al objeto para alejarlo aún más del pensamiento. En un tono abiertamente irónico, vale recordar que Dionys Mascolo, en una entrevista tardía, calificó la experiencia de Saint-Benoît como una especie de comunidad monástica [1]. Sin embargo, esto también parece insuficiente si nos aferramos a la idea de que los diferentes estilos de quienes circulaban en la escena de la Rue Saint-Benoît se unieron para poner en marcha un movimiento de pensamiento profundamente experiencial, arraigado en la vida y no sólo en la realidad o en la dimensión sensorial de la letra, por evocar el espíritu de Hugo de San Víctor. Ciertamente, la experiencia del grupo de Saint-Benoît se midió con el colapso de la política; de la transformación de la política en totalitarismo y en política extática de la que jamás saldría. Por supuesto, sabemos que el monasterio no tiene exterior, y sólo conoce reglas y obligaciones formativas para preparar el abandono del mundo. Creo que en Saint-Benoît había mucho más en juego. Mi hipótesis inicial es la siguiente: la insistencia de la Rue Saint-Benoît en las condiciones de la amistad en el pensamiento siempre tuvo como tonalidad fundamental confrontar la desconexión entre vida y mundo, por más efímero e intenso que pueda ser cualquier encuentro. La noción de “rechazo”, tan común a sus diferentes estilos y que sigue filtrando instituciones en nuestro presente; en principio, también fue un ejercicio contra todas las dispensaciones más o menos programáticas. De ahí que Mascolo dirá en los últimos años de su vida: “Todas las utopías se han transformado en cárceles” [2].
Valeria de los Ríos / Vida y comunidad en la fotografía de Sergio Larraín
Arte, FilosofíaEn este trabajo, a partir de la observación de las fotografías de niños y animales de Sergio Larraín, del estudio de sus procedimientos técnicos (encuadre, el fuera de campo, la presencia de distintos planos y el desenfoque) y a través de la lectura de algunas de sus cartas en donde reflexiona en torno a la fotografía y la vida (entendida como bios), pretendo cuestionar la lectura moderna del autor, que lo sitúa como un fotógrafo humanista. Estas fotografías otorgan presencia y movilidad a niños y animales, de modo que en su trabajo se puede trazar una continuidad a partir de las nociones de comunidad e inmunidad, definidas por Roberto Espósito. De este modo, desde un punto de vista biopolítico, la obra de Larraín adquiere una contemporaneidad que cuestiona las formas tradicionales de entender el arte, la vida y la comunidad.
