Rodrigo Karmy Bolton / «Ven-seremos»

Filosofía, Política

Alguna vez Roberto Matta, escribió la expresión “Venceremos” pronunciada por la izquierda de los años 60 y 70 en la forma “Ven-seremos”. La modificación escritural no puede ser leída como un simple juego de palabras, aunque lo sea. Como sabemos, Matta no era más que un niño juguetón. Al desplazar “venceremos” por “ven-seremos”, Matta subvierte la gramática con la que frecuentemente la izquierda hablaba: el léxico de la hegemonía. En su gesto, Matta desarticula el “venceremos”, en el entendido que ya no funciona como una expresión que defina a una obra que orienta sus esfuerzos a la conquista de un territorio para así incrustar la bandera roja sobre una burguesía vencida. El “venceremos” será el mandato orientado a la realización de una obra. Sin embargo, la subversión operada por Matta, trastoca tal gramática y nos abre al “ven-seremos” que ya no designa la obra de una conquista sino el afecto de un común. “Ven” invita a otro sin el cual no podríamos “ser” –dice la nueva expresión. Por eso, el “ser” aquí comprometido no es el término unívoco de la metafísica, sino uno atravesado por otro que siempre lo compone. Así, el “ser” no calza consigo mismo, y no puede ser “uno” sino siempre múltiple.

Julio Cortés Morales / ¿Al fascismo sabremos vencer?

Filosofía, Política

(Penúltimo capítulo de La religión de la muerte, Postscriptum sobre viejos y nuevos fascismos, Editorial Tempestades, 2023).

Entramos a la última parte de este libro, haciendo ver que en octubre del 2022 se cumple el centenario del ascenso al poder de Benito Mussolini, y que en las elecciones de fines de septiembre la gran ganadora fue su admiradora Giorgia Meloni, militante desde los 15 años en la juventud del explícitamente neofascista Movimiento Social Italiano y actual dirigenta del partido Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), que varios identifican como estando a medio camino de la derecha populista radical y el posfascismo, quedando a pasos de convertirse en la primera mujer jefa de gobierno de la historia italiana[1].

Hemos dedicado bastante tiempo y espacio a discutir sobre los viejos y nuevos fascismos, y se necesitaría un libro aparte para referirse al “antifascismo” con todo el detalle y atención que se merece.  Pero es necesario abordar, aunque sea a grandes rasgos, la cuestión de cómo combatir a la reacción en general, y al fascismo en particular, a la luz de la experiencia histórica de estos 100 años. Amadeo Bordiga, que ha sido acusado de menospreciar los riesgos que representaba el fascismo en el momento de su aparición[2], señaló alguna vez que “el antifascismo es el peor producto del fascismo”. En tiempos como los actuales en que ser “antifa” es una identidad, una frase como la de Bordiga resulta incomprensible, si es que no abiertamente reaccionaria. Un aporte clave para comprender estas posiciones comunistas no oficiales es el breve texto del periódico de la izquierda comunista italiana Bilan, publicado en el exilio belga en el año 1934 y titulado contundentemente como “El antifascismo: fórmula de confusión”[3]. En efecto, nos dicen estos camaradas, el antifascismo “idealiza la confusión” y “se da como tarea agrupar a todos aquellos que están amenazados por el fascismo en una especie de ‘sindicato de los amenazados’”.

Aldo Bombardiere Castro / Jara y Kast: la izquierda ante un escenario neofascista

Filosofía, Política

Al parecer hemos llegado a un punto muerto a nivel planetario. Un punto donde la vida misma, los mundos, los cuerpos y la imaginación parecen quedar subsumidos por la transparencia e infinitud de las redes algorítmicas y de las estructuras y flujos de dominación que de ellas emanan. Redes, por cierto, que han sido extendidas por la cibernética y los dispositivos de control, autoritarismos, supremacismo y diversos modos de extractivismos, dando cuenta de una nueva ola de aceleración, crecientemente neofascista, del sistema productivo del en su fase financiera neoliberal. Nada de esto, por cierto, escapa a la realidad nacional.

Las elecciones presidenciales de las próximas semanas poseen una significación especial. Por un lado, si hasta hace unos meses la victoria del neofascista de Kast era inminente mientras hoy yace en duda; por otro lado, podríamos decir que el triunfo de la lógica neofascista ya se ha efectuado, con todas las propiedades esenciales de un hecho consumado.

fer rojas marchini / Sobre Musa paradisíaca de raúl rodríguez freire

Filosofía

Quisiera comenzar agradeciendo a raúl rodríguez freire por la invitación a reflexionar sobre su libro y por la oportunidad de dialogar con una obra que, pese a su brevedad (raúl me dijo “es un ensayo cortito”), logra articular con lucidez las intersecciones entre ciencia, colonialismo y economía política. Musa Paradisíaca ofrece un formato accesible sin sacrificar profundidad analítica, lo cual convierte a esta obra en un excelente punto de entrada para quienes buscan iniciarse con la literatura crítica sobre botánica colonial, extractivismo y las genealogías del conocimiento científico.

El libro se estructura en dos partes complementarias: un ensayo que toma como eje la plantación de bananas para explorar la relación entre botánica, plantación y crisis climática, y un ensayo visual compuesto por estampillas que evidencian la memoria gubernamental (y la gubernmentalidad en su amplio sentido) en torno al colonialismo, los jardines botánicos, las expediciones científicas, las plantaciones y la esclavitud. Esta arquitectura textual permite al autor avanzar un argumento complejo, a mi parecer, sobre cómo se producen sentidos y conocimientos distintos sobre una misma fruta, que según los datos, es o llegó a ser la más comercializada del mundo.

Giorgio Agamben / Vivir o sobrevivir

Filosofía, Política

Quienes hoy nos gobiernan intentan organizar la supervivencia de la humanidad, intentan, es decir, transformar a los vivos en supervivientes. Pero lo que sobrevive ya no está vivo; vive de verdad solo quien no sobrevive a su propio modo de vivir y a su propio mundo. Una vida desnuda no existe: no es más que una abstracción del derecho y del poder. Los supervivientes que nos rodean no tienen boca ni oídos, no hablan ni escuchan, solo cuentan. Hablarles no sirve de nada. Los poetas y los filósofos están muertos; por eso con ellos podemos hablar.

Mauro Salazar J. / Carlos Peña. Liberalismo de las ausencias

Filosofía, Política

«Et tu, Brute?»

I. ¿Notario del orden?

Cabe evitar, ante todo, la pereza cognitiva. Sería demasiado fácil, y por tanto inútil, reducir la figura de Carlos Peña a la caricatura del intelectual orgánico de las élites, del columnista complaciente, del rector que administra prestigio mientras predica neutralidad. Esa lectura molar (aunque eficiente en la crítica gruesa) escamotea lo que hace de Carlos Peña un caso significativo. Y no por su supuesta traición a principios que nunca sostuvo del todo, sino por la arquitectura de su posición enunciativa, las condiciones de posibilidad de su discurso, el lugar desde el cual habla y los efectos de ese lugar en la configuración del panorama cultural chileno. Respecto a las frecuentadas críticas de nuestra escena filosófica contra Peña, cabría desconfiar profundamente de la institucionalización del saber crítico. Lo que importa no es el archivo erudito, sino el gesto de lectura; cómo un texto interviene en una coyuntura, qué fisuras abre, qué visibiliza, qué desestabiliza. Nadie ha negado el intenso sistema de alianzas del rector UDP con las élites. Pero agotar el análisis allí es convertir la crítica en defensa gremial.

Exigirle a Peña «obra en Derrida, Nancy o Deleuze» reproduce exactamente la lógica que dice combatir el campo crítico: la expertise despolitizada, el saber remitido a credencial, el pensamiento convertido en línea de currículum. La pregunta no es «¿tiene Peña suficientes publicaciones sobre Derrida?». La pregunta sería más bien ¿es posible intervenir en la coyuntura, en la producción de sentido, o más vale refugiarse en la erudición como coartada?